miércoles, 18 de enero de 2012

Espejismos en mente ociosa y libertaria

-Buenos días,¿calcetines?,¿cuántos quería usted.?
-Amigo mío,no se aflija,llegará el momento de la victoria,no es extraño en el proceder humano,es lo mismo que el rebaño de ovejas y su pastor...
Lánzale una sonrisa abierta el ambulante y mira a los ojos de la mujer,en otros tiempos más amilanada ella,pero ahora decidida a no dejarse vencer por el miedo y la verguenza.Sigue hablando ella:
-¡es hora ya de no lamentarse de nuestras particularidades en la condición de seres oprimid@s!¡compartamos el dolor,y l@s que hoy permanecemos con luz de vida nueva, abriremos nuevos senderos,pues el bien triunfa en los corazones solitarios que no pretenden el autoengaño!.Por dentro está como asustada,siente debilidad en sus piernas,el corazón se acelera,pero es que la pobre no podía más.¡Cuántas lágrimas arrojadas antaño,ahora vertebradas en un caudal de torbellinos que quieren canalizarse,y así saciar la sed de sus lamentos!.El hombre de condición ambulatoria le lanza otra sonrisa dispuesta y le interrumpe:
-¿Cuántos calcetines tú quieres?
La mujer se queda como dudando,su pensamiento se tornó opaco por unos momentos,se decía ella para sí que algo no iba bien,pensaba,aunque odiaba ese su entendimiento,que no estaba siendo correctamente interpretada su voz libertaria,¡calcetines!,se decía ella para sí misma,y le venía la imagen del duro invierno y l@s que lo tienen que soportar a la intemperie.
Estaba aturdida,y es que ahora sumente navegaba entre la todopoderosa conciencia unibversal y la confusa caridad humana,que muchas veces se usa en esta vida más como salvación propia de nuestra culpa,no resuelve el problema por sí sola. ¿Simplemente unos calcetines?,se decía para sí misma,¿en que consiste la solidaridad?,hace esta reflexión y decidida, vuelve a la conversación,pero ahora como más recelosa,parece como si el diablo de la condición humana desconfiada hacia el prójimo volviese a aparecerle una vez más en su vida
-¡Si hombre...,claroooo!,¡como no!,¡calcetines!,mientras esto dice, a a ella también se le abre una sonrisa,que si algún testigo hubiese nos diría que se trataba de la mismas que lanzaba el emigrante en su condición humana y no ambulante, y aunque así no fuese con la misma intensidad de furor y arrojo,decir tiene que el círculo cromártico abarca un sinfin de colores, y de todos y entretodos mezclados,unos más o menos apartados o resaltados,componen un sinfin de tonalidades,cada cual tan sensible como la otra,unas más oscuras,otras más claras,pero todas en ese arte están al servicio del
que se compromete con elconocimiento ,y nunca podremos decir que una u otra es más perfecta,pues esas delicadezas solo corresponden al gusto y no al juicio y tribunal.

xurx@erncia