viernes, 3 de febrero de 2012

Galiza

Sentía que debía hacerlo,pero necesitaba valor.Había leído muchas cosas sobre la condición humana,pero para ella ningun acto reflejaba tanta crueldad como los circunscritos a la sumisión o a la impotencia,lloraba y sufría cada vez más, pero también comprendía que después de una larga tempestad vendría la calma,como la orilla del mar cuando la ola se recoge,y es que después de la congoja,después de la saudade,después de saber que existe la bondad entre sus camaradas, hermanas y hermanos de su patria,debería venir el acto de las alianzas,se encontraba muy sola en este mundo porque comprendía que no estaba sola,faltaba dar el paso, no tan heroico como pudiere parecer,de conformar las nuevas alianzas en su verde patria regada por las lágrimas eternas de los antiguos druidas celtas:

¡Oh Galiza,mi querida patria!
tu que vives apartada
en un rincón del mundo
donde antes se presuponía
el fin de la tierra,
dicen de tus habitantes
que no son valerosos
en la entrega.
¡Mentira ciega!,
¡ellas y ellos murieron ultrajad@s!,
luego vinieron séculos oscuros,
y se fundó aquí
un largo muro de vergüenza;
pero la vida gira ella,
dicen que tus habitantes
son cobardes.
¡Mentira!,
y es el hecho un tanto trágico
y a la vez lo mágico
de esta tierra que aparece como aislada
por su condición geográfica;
¡la espada te cortó en dos pedazos!
y afincaron en tí las mentes inquisidoras,
y el sentimiento trágico de la vida
lleno de saudade
¡brillará en todo su su esplendor artístico!,
es cuestión de una sola voz,
y esa bien que la poseemos,
pues nos adornan sus tradiciones;
hace falta organización,
¡unirnos!,
romper viejas barreras.