jueves, 1 de marzo de 2012

La sala del teatro

Me acuerdo siendo niño de unos seis o siete años,cuando en la caja boba aún no existían los colores, y creo recordar también que en domingo era cuando de sobremesa salía primero Pinocho,y cuando avanzaba la tarde,en esa hora tan importante para un niña y para un niño como era la de la merienda,y es que...,por la importancia transcendental que es la hora de media tarde en que las niñas y los niños juegan,a esa hora de la media tarde en que las madres alimentan a sus polluelxs,propiciando a la niña y al niño el alimento que en semilla florece como embrión de la tierra,siendo también la niña y el niño que en ese signo permanecen y dan también con su vida la semilla que en la madre florece,viendo como sus esperanzas de este mundo corren y juegan.
Con que entrega de amor sucedía entonces ya bien entrada la primavera cuando el Sol pretendía entrar en la sala,atravesaba la terraza de la casa que daba vida a las ilusiones de las niñas y los niños que allí acostumbrbamos;la amplia estancia que tenía tres o cuatro ventanales  que se disponían en fila permanecía totalmente a oscuras,las persianas ejecutaban la sentencia que negaba la intromisión de madre Sol con toda su fuerza ejecutoria,apenas dos o a lo sumo tres rendijas en cada una de ellas,las niñas y niños que allí jugabamos prohibido era en las horas de la tarde entrar en esa estancia.Pero una de las ventanas se resistía a no dejar pasar al Sol y su persiana se paraba a medio camino de ser toda esperanza de luz guillotinada,servía de macho ojo de buey avizor .¡Cuan vivos estos recuerdos se me hacen ahora!,pues era una estancia muy machista ella,que en esas horas de la tarde servía de cobijo para los hombres,mientras que las mujeres, nuestras madres seguían con las faenas de la casa.Y la cuestión estaba en que una de las ventanas,la más próxima a la caja boba permitía el observar,medio inclinado,las palabras de personajes que hablanan de una manera que a mí me asombraba y me encandilaba,era el mundo del teatro,estudio 1 y los clásicos de producción propia.

_xurxo fernandez gonzalez_