-De alguna manera, entonces, cabe pensar que la mejor solución
es volver hacia atrás de donde venimos para asegurarnos si lo que allí dejamos
quedó conforme a lo establecido.
El joven Armex es el que habla mientras se para en un charco
producido por el levantamiento de la piedra pavimentada. Se agacha y observa en
él el panorama-
-¡Así debe de ser!, porque si no...,-pisa el charco Gargamfiain
y habla él interrumpiendo así la contemplación- ¡dime, Armex!...,a ver, dime tu..., ¿cómo
crees que podríamos entonces llegar algún día hasta donde está el cofre de los
secretos si no somos lo suficientemente precavidos?.
-El cofre de los secretos...¡ya estás otra vez!. Bien, eso otro
es cierto...,lo otro...,lo de que hay que ir con cautela... Pero..., lo cierto
es..., mi querido amigo..., que lo que se debe hacer primero es saber discernir
entre las cosas relevantes y aquellas que son insignificantes, porque...
-¿y de verdad piensas que eso es posible?-interrumpe a Armex
Gargamfiain -
-Bueno, de
alguna manera habrá que intentarlo..., tu eres uno de mis guías-por respuesta
esta la de Armex- , yo por mi parte digo que lo mismo que en otros países más lejanos
intentan ahora construir las casas por los tejados... ¡Quién sabe!
-Tal cual
adivino en esto que dices insistentemente por lo demás...; ¡y es que tantas repetidas
veces!. ¡Amigo Armex!, sucesivas veces son a lo largo del día...; en fin...,
que deduzco yo que en esos países ya estuviste...
-Tengo un
presentimiento de ello, ciertamente, pero me asalta una duda...
-¿Sólo una? –le
interrumpe Gargamfiain en tono entre aguerrido y sagaz
-¿A qué te
refieres?
-¿Cómo es la
duda?
-Oh..., -decía
ahora Armex haciendo aspavientos y retorciéndose los dedos como en algo iniciático
y espectral- diríase que es una disposición a un color rosa como la felicidad pero
atrapado su conjunto en una telaraña..., ¡de una araña tenebrosa!.
- ¡O sea...!,bien..;
es una duda existencial esa. Se supone entonces que pudiera llevar certeza pues
aparece con majestuosidad...; dicho sea..., porque..., ¿no es así acaso...? En verdad
que por lo que a mi concierne debe ser así
-Si, ¡la verdad!,
es espantosamente clara su presencia. Llega y me dice cuando navego a un sitio
nuevo o incluso en el viejo abatido si yo ya habría sido, estado, o si estaré...,
en otro momento...
-Probablemente,
amigo Armex, sea que tu conciencia necesita una vía de salida más valerosa
entre tanta mezquindad
-Probablemente
sea..., tu eres mi guía...yo no lo sé
-¡Empuña las
armas!, ¡toma posiciones en la línea de batalla!, ¡sal con la espada a
reivindicar tu nobleza!
- Pero...,¿cómo?.
¿No cabe otra solución?.¿Es tan terrible mi drama?
-¡No!. Es el drama
de las y los demás también está... Pero, ¡cabe otra solución...!
-¿Cuál?
-Sería cuestión
de quitarte un par de ganglios, andarte en el lóbulo frontal, en fin...
Mientras esto
decía, Armex lloraba silenciosamente sentado en el banco de la plaza, donde
estaban rodeados de palomas. Aparecen en escena dos estorninos, las palomas
huyen. Con su negro plumaje los estorninos y con disidentes brillos purpúreos que
alternaban con pequeñitas y albinas pecas. De patas rojas y amarillo pico por
ser estío, y que con mucho estruendo y vocifero se posaron en los hombros de
Armex el impío. Ahora los dos estorninos besan a Armex y piden que se vaya Gargamfiain
de una vez. Gargamfiain se marcha. Dos jóvenes enamoradas, ya conocidos de Armex
están sentadas frente a él, y entre ellas y el se respira un ambiente de esos de olor confidente.
Hace frío en la plaza. Armex abre la bolsa con algo de gracia y vuelve a extender
la siembra apareciendo de nuevo las palomas
en escena
.