jueves, 19 de diciembre de 2013

EL SEÑOR ARMEX




-De alguna manera, entonces, cabe pensar que la mejor solución es volver hacia atrás de donde venimos para asegurarnos si lo que allí dejamos quedó conforme a lo establecido.

 
El joven Armex es el que habla mientras se para en un charco producido por el levantamiento de la piedra pavimentada. Se agacha y observa en él el panorama-

 
-¡Así debe de ser!, porque si no...,-pisa el charco Gargamfiain y habla él interrumpiendo así la contemplación-  ¡dime, Armex!...,a ver, dime tu..., ¿cómo crees que podríamos entonces llegar algún día hasta donde está el cofre de los secretos si no somos lo suficientemente precavidos?.

 
-El cofre de los secretos...¡ya estás otra vez!. Bien, eso otro es cierto...,lo otro...,lo de que hay que ir con cautela... Pero..., lo cierto es..., mi querido amigo..., que lo que se debe hacer primero es saber discernir entre las cosas relevantes y aquellas que son insignificantes, porque...

 

-¿y de verdad piensas que eso es posible?-interrumpe a Armex Gargamfiain -

 
-Bueno, de alguna manera habrá que intentarlo..., tu eres uno de mis guías-por respuesta esta la de Armex- , yo por mi parte digo que  lo mismo que en otros países más lejanos intentan ahora construir las casas por los tejados... ¡Quién sabe!

 
-Tal cual adivino en esto que dices insistentemente por lo demás...; ¡y es que tantas repetidas veces!. ¡Amigo Armex!, sucesivas veces son a lo largo del día...; en fin..., que deduzco yo que en esos países  ya estuviste...

 
-Tengo un presentimiento de ello, ciertamente, pero me asalta una duda...

 
-¿Sólo una? –le interrumpe Gargamfiain en tono entre aguerrido y sagaz

 
-¿A qué te refieres?

 
-¿Cómo es la duda?

 
-Oh..., -decía ahora Armex haciendo aspavientos y retorciéndose los dedos como en algo iniciático y espectral- diríase que es una disposición a un color rosa como la felicidad pero atrapado su conjunto en una telaraña..., ¡de una araña tenebrosa!.

 
- ¡O sea...!,bien..; es una duda existencial esa. Se supone entonces que pudiera llevar certeza pues aparece con majestuosidad...; dicho sea..., porque..., ¿no es así acaso...? En verdad que por lo que a mi concierne debe ser así

 
-Si, ¡la verdad!, es espantosamente clara su presencia. Llega y me dice cuando navego a un sitio nuevo o incluso en el viejo abatido si yo ya habría sido, estado, o si estaré..., en otro momento...

 
-Probablemente, amigo Armex, sea que tu conciencia necesita una vía de salida más valerosa entre tanta mezquindad

 
-Probablemente sea..., tu eres mi guía...yo no lo sé

 
-¡Empuña las armas!, ¡toma posiciones en la línea de batalla!, ¡sal con la espada a reivindicar tu nobleza!

 
- Pero...,¿cómo?. ¿No cabe otra solución?.¿Es tan terrible mi drama?

 
-¡No!. Es el drama de las y los demás también está... Pero, ¡cabe otra solución...!

 
-¿Cuál?

 
-Sería cuestión de quitarte un par de ganglios, andarte en el lóbulo frontal, en fin...

 
Mientras esto decía, Armex lloraba silenciosamente sentado en el banco de la plaza, donde estaban rodeados de palomas. Aparecen en escena dos estorninos, las palomas huyen. Con su negro plumaje los estorninos y con disidentes brillos purpúreos que alternaban con pequeñitas y albinas pecas. De patas rojas y amarillo pico por ser estío, y que con mucho estruendo y vocifero se posaron en los hombros de Armex el impío. Ahora los dos estorninos besan a Armex y piden que se vaya Gargamfiain de una vez. Gargamfiain se marcha. Dos jóvenes enamoradas, ya conocidos de Armex están sentadas frente a él, y entre ellas y el  se respira un ambiente de esos de olor confidente. Hace frío en la plaza. Armex abre la bolsa con algo de gracia y vuelve a extender la siembra apareciendo de nuevo las  palomas en escena

 
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