Un mito que desvanecer
ante la cruda realidad
Donde se te dice que no
caben tus leyendas.
El mito en la vida activa
y el río de la esperanza.
¡Está claro! La cuestión
es:
Nuestros sueños aspiran a
ser
Parte activa en los
flujos cósmicos
Que espiritualizan la
antesala
Del altar de la gloria.
Esta es una parte de la
leyenda de Ura,
La cabeza simbólica de
esta doctrina
Pero en ella... En ella
su luz ,
Su luz interior en ella
se admira.
Es sabiduría toda...
La sabiduría de Ura es la
que interioriza su forma.
Con sus más mínimos
detalles
Y espera la siembra del
brote contemplativo
“Hablé con ella”- nos
comentaba en la montaña,
Cuando vivía entre
nosotras y nosotros-
“Hablé con mi propia
existencia”,- nos decía Ura-
“Y le di forma
espiritual....”
Dicen que yo me enamoré
de ella después,
Cuando ya estaba muerta...
Es parte de la leyenda...
Y que por eso me convertí
en Dios también,
Que venía a por ella de
parte de la tiranía,
Pero que me dejé llevar
por sus encantos.
Pues decir que protegí su tumba
De las almas forajidas
Y otros clanes
conspiradores
Que querían vivir de su
memoria
Con mi poderoso martillo
Matrak.
Querían falsear la realidad de la historia,
Blasfemar en el altar de
su reposo y honra,
Profanar su tumba y
llevarse las reliquias
Hruh de Sabem es mi
nombre!
¡Si en mi crees y eres
buena persona
Yo guardaré tu tumba!
Pero la cosa comenzó por
devoción:
Mi misión era volver a
verla.
Era mi misión. Yo me la
impuse.
Me la impuse yo.
Desde aquel primer día
que la vi allí subida,
Hablando a toda la
congregación
Una vez que se convirtió
en Diosa
Fue a meditar a la catacumba de Septentrión,
Pero nadie lo sabía. Gustaba
de esas cosas
Visité, cuando aún era yo
un hombre
A las gentes del clan.
¡Sentí la necesidad vital
De volver a verla!
“Ahora hace falta ser
persona decidida
¡Subiré al altar! ¿Cuál
es el sacrificio para la liberación?”
Las y los miembros del
clan, al oír estas palabras de su boca
Se temían lo peor...
Dejó así dicho y marchó
Con la palabra del eco
redentor
“No temáis”-se despidió-
“Destruiré el altar de la
ejecución
Y traeré una nueva
filosofía
Para las gentes nativas,
Pero debo antes meditar”
Acostumbrada a estas
situaciones
Se introducía en las
cuevas.
Lo supe después.
Jonás fue el primero en
volver a verla.
Al saber de su muerte
Yo me presenté voluntario
Para guardar por su tumba
todos los días.
Ella dejó dicho antes de
morir:
“Destruid el altar y solo
dejad la antesala”.
Gustaba de ir a meditar
sola a las cuevas.
Allá, en la catacumba de
Septentrión,
Donde permanecía, en
aquellos días...
En las más absolutas
tinieblas y soledad....
¡Nuestra Ura la Divinidad !
“¿Cuál es la solución
Para todos los males de
la tierra?”
Eran las relexiones de
Ura.
¡Una nueva Diosa se
consolidaba
En el clan de Belamar
Y en las amistades de Ura!
Hay diferentes tipos de
Dioses menores,
Como es mi caso...
¡Los que guardan de las
catacumbas de las Diosas!
Pero los espíritus de los
guardianes no hablan,
Solo transmiten
voluntades,
Y mi espíritu al ser el de un Dios Menor
Y dicha categoría tan
solo debe contemplar
Y observar detrás de las
amapolas
El juego de los mortales:
Duerme activo, juega con
los sueños,
Vive en los de ellas y
ellos,
Se conmueve por sus
costumbres e ilusiones.
¡Cayó prisionera del
malvado Prioto!,
Sabemos ahora que así
ocurrió con Ura
Prioto, el amamantado con
sangre de Tauro
Para deleite de su padre,
venido del más hondo misterio,
En un corcel iluminado
con estacas de fuego,
Descubrió donde estaba
Ura
Con la bola que
desentraña los secretos
Y la raptó.
Ah!...Extraño efecto insolador
que en mí provoca el fuego:
Él, que se inclina,
abrasivo, hacia el lado de la gente inocente
Y arrasa cosechas y aviva
la siembra de la hambruna
Para deleite de los
espíritus del centro de la tierra,
Allí de donde viene...
Arrasó con todo... ¡Prioto!
Confabulando con quien fuera
Presa del arsénico, Hefesto,
el primer forjador.
¡Este fuego creador
benevolente
E iracundo ahora en las estacas de tan funesto
corcel!
“Hace falta ser persona
decidida
¡Subiré al altar!
¿Cuál es el sacrificio
para liberar a mi pueblo?”
Que expía las culpas del
clan de Belamar
Y hace ofrendas en los
agujeros de la tierra
Era persona decidida,
Diosa en nuestro clan.
El propio Prioto fue a
verla en persona,
Allá donde luego la tenía
encerrada, en el Etna
“¡Aparta de ahí, hija de
mala estirpe!
¡No has comprendido nada!
¡Tú debes ser la
sacrificada!
“Pero, Prioto,
entiende...
Yo haré de mi muerte el
sacrificio
Que haya elegido, por la
voluntad conferida
A mi unívoca resistencia,
pues tú serás
Quien se oponga a mi
voluntad,
Con lo cual te hundirás
en la oscuridad
Y mi espíritu será libre”
“¿No comprendes que estás
secuestrada
Y tu voluntad es la mía? Pero...
Debes dejar poseerte
Por propia voluntad,
evidentemente...”
-Hablaba con irónica
crueldad el maléfico Prioto-
Una y otra vez resuena
En la catacumba
conmemorativa de Septentrión
La voz del padecimiento
de Ura ante Prioto.
“¡Aparta de ahí, hija de
mala estirpe!
¡No has comprendido nada!
Y se cerró el círculo de
su gula desmedida
Acabando con la vida de
Ura.
“¡Deberías haber
destruido el altar
Y dejar solo la antesala! ...ja, jajá..!
- Prioto en la cueva, una
y otra vez
Así decía mientras
torturaba a Ura-
El martirio de Ura
resuena
En la catacumba de
Septentrión,
Todas las noches a la
misma hora
En que Ura resucitó y fue
vista por Jonás.
Dícese así:
Prioto fue extendiendo su
maldad,
Pero la leyenda de Ura se
iba extendiendo también.
El malvado , pasados
siete años de la muerte de Ura
Cruzó todo el
Mediterráneo
Sembrando el terror y
llegó hasta la vieja Emesa
El pueblo está donde
tiene que estar,
En su valle.
Y las criaturas inocentes
de las aguas salinas
En efecto de
dulcificación
De la montaña
inaccesible....
Esas niñas y niños que
pasean por el lago
Y disfrutan de las ranas
acuáticas
Están donde tienen que
estar,
Jugando en el lago...
Ura llegó en un corcel sagrado
Desde el cielo dorado.
El niño Jonás la vio
desde el lago
El fuego, una vez más,
Se inclina ante Prioto el
maléfico,
Que va tirando del corcel
que abre la caravana
Escupiendo el rendido
elemento
Y fustigando a los
caballos,
El fuego revive en odio
al
Nacer de su boca...Es la
señal...!
Las dos monstruosidades
al mismo tiempo...
Prioto y el corcel de
guerra, el corcel de guerra y Piotro
Prioto nunca se inclina!.
Ríe!. Ríe y da órdenes...!
Y da órdenes escupiendo
fuego de su boca...
Las criaturas juegan con
las ranas
Jonás, preso de la emoción
cae al lago
Y es liberado por Ura.
Y así el valle entero
resucita en valor,
Comandado por Ura y hacen
frente a Prioto,
Las ranas, las criaturas
amigas de las ranas
Y los padres y las madres
de las niñas y niños ,
Y de los espíritus de las
ranas.
Ha nacido una nueva fe en
el valle!
Ura ! Aquel espíritu contemplativo
Y la leyenda de la
catacumba de Septentrión
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