miércoles, 23 de noviembre de 2011

Ser consciente de la conciencia


Cuando oigo críticas sobre las redes sociales en cuanto a la vulnerabilidad a la que queda sometido el usuario que tiene que dar sus datos personales, con lo que está ofreciendo una base de datos de enorme importancia para quienes se mueven en el escenario de la censura y el poder, se me viene  a la mente. ¿Acaso cree alguien hoy en día que no está ya todo más que controlado por las fuerzas capitalistas mundiales desde los estados gubernamentales con sus enormes bases de datos de las comisarías, la iglesia, la banca y otos datos estatales como las haciendas y seguridades sociales…?
Las personas que usan Internet para denunciar algo, o simplemente para mostrar su rabia por lo hipócrita que es, pongamos por caso, la ley de mercados y el sistema de partidos bipartidistas alienadores de conciencias que juegan dentro de esos parámetros de la usura..; ¿de que intencionalidad hablamos?, ¿Qué quiero reflejar con esto?; lógicamente será porque quiero que sea leído, y no solo por quien esté de acuerdo, porque deseo así mostrar mi rabia; quede claro que yo con ello de algún modo me manifiesto, y de alguna manera intento denunciar una situación  que considero despótica, plenamente consciente de ello y sabedor de todo lo que conlleva; y es que también pienso que ni siquiera es cuestión de buscar otras valoraciones, pues la libertad de expresión consiste en esto también, lo importante es que uno lo hace desde su propia persona y su libre albedrío.
Un día, no hace mucho leía algo que comentaba Mario Vargas Llosa, venía a decir que desde que existen en Internet las redes sociales el listón de la buena literatura se había bajado, pues ahora al haber mucha más gente publicando sus obras había más mediocridad; para mí esto si que es un comentario desafortunado; pues ojalá digo yo que fuesen no miles sino millones de voces más las que se dirigiesen por ese camino, que tanto fútbol, televisión y botellón es perjudicial y es lo que quieren los opresores que no se de mucho la mente libre al buen ejercicio del compromiso; y es lo que así se pretende de quien así habla o comenta, porque no lo dice “una persona cualquiera” sino todo un literato, es esa cosa del ser sumiso.