jueves, 5 de enero de 2012

Deseos sin cielo ni infierno

Como hombre que se liberó de las cadenas,con su paso decidido pero en principio quebrado por los efectos de la naturaleza en su riego sanguíneo,iba bajando el joven hacia la plaza,la plaza era pública. Poco a poco y hacia abajo,con disimulo de perfil,como queriendo pasar desapercibida su vehemencia;sus pies que marcaban fuerte,machacaban los pasos que iban hacia la victoria,sentía de nuevo otra vez el estremecimiento de su alma,la llamada de su concienzuda palabra era contestada por el aceleramiento del corazón,volvía a notar palpitantemente el eco de sus palabras en sus manos que temblaban,sus ojos escapaban de las imágenes de otros ojos para no ser juzgados,retaba a la belleza con sus lágrimas que extenuaban felicidad,"la historia del hombre y la mujer que buscan conocimiento y encontraron el fuego y la ciencia,pero ya antes de eso existía el amor",así musitaba nuestro joven,a esa hora de la mitad de la mañana cuando bajaba a la plaza,la plaza era pública.
Alguien le hablaba,era su propia voluntad que coqueteaba,le recordaba esas proposiciones que confirmaban sus sospechas,de que es el semtimiento de la propia persona el que conforma el pensamiento y lo amolda para alimentar nuestras imperfecciones,faltaba pues el tramo del camino en el que nos tendríamos que coger de la mano,y si el sentimiento es sensible a los efectos que causa tiene que ser solo así y en este tramo de dicha alianza donde su verdadera esencia sea plenamente saboreada.
Ahora no se paraba pero sí le detenía en su idea la hechizante línea de sombra que bajaba a prestar refrigerio para con los ancian@s del lugar,con los que le gustaba parlamentar,"así,con mi palabra yo intento darles consuelo,y ell@s a mi me guiarán por el buen camino de sus sabias esperanzas",así musitaba nuestro joven amigo cuando iba bajando a la plaza,la plaza era pública.
A medida que se iba acercando a su destino el sendero se iba abriendo al estímulo dulce del jazmín,que brotaba de otras plantas mostrando sus flores,algunas amarillas y las más blancas,con su aroma que es para el fin como manantiales de agua fresca,reanimando las llamadas al amor y el juego de jilgueros y petirrojos.
"¡Debo ir más aprisa!,mis camaradas me esperan,no debo fallar a esta venerable proclama";y el viento escupió en su cara lo confortable de ese momento,en el que por fin su conciencia arrojaba decisión;tornóse el aire limpio con su cambio de dirección y el no vaciló un instante en su determinación;en ese momento la plaza estaba inhabitada,no vacía,pues dentro de lo que se confiere como vacío por efecto de la vista, no lo sea por la pasión u otro sentimiento de ardor.
Y así lo vió nuestro joven amigo que figuraba triunfal y gritó:"Hermanas y hermanos,oprimid@s del mundo entero,más allá de donde estéis,el dolor y sufrimiento que ahora poseemos es el dolor y sufrimiento de la tierra, que rugirá en rebelión de tal forma que tornarán los opuestos,y donde había cielo pasará a ser infierno";acto seguido el joven miró a las alturas de lo eterno y observó en sus cumbres más altas el discurrir de los dictados de su propia conciencia,y sin dejar a un lado lo injusto del ser de cielo o del infierno de donde provengan tan excelsas condiciones,y como comprendiéndolo al momento su cabeza bruscanente se dirigió hacia lo opuesto o fondo terrenal,su mirada se ancló en sus pies,un par de niños pequeños tiraban de la fina tela de su pantalón, a la altura del tobillo,uno en cada pierna con una sonrisa abierta en cada una de estas estrellas,así era pues esta la llamada que forzó,y no otro discernimiento,al giro de la cabeza del cielo a la tierra.
El caso es que empezaron a sonar flautas y tambores y empezaron a llegar niñ@s de todos las partes y confines,las campanas repicaron por efecto del viento que se centró en ellas,las hojas de los árboles silbaron por su cuenta,los perros aullaron al día sin la luna y los niñ@s danzaban y proclamaban la buena nueva
_xurxo fernandez gonzalez_