viernes, 10 de agosto de 2012

Norte y Sur,las dos caras de la moneda


Cuando en la guerra de Secesión de EE UU Abraham Lincoln llamaba a la abolición de la esclavitud, lo hacía siendo consciente de que era una poderosa carta a jugar, para justificar una guerra producida por la imposibilidad de congeniar dos sistemas económicos diferentes : el de una economía de mercado que giraba en torno a la exportación del algodón o del tabaco, , con mano de obra esclava, como la agrícola del Sur latifundista, que chocaba frontalmente con el otro nuevo sistema que aparecía, el que giraba en torno al desarrollo industrial del Norte. Así pues, se trataba de decirle al Sur que habían llegado otros tiempos, de sacar nuevos rendimientos a esa mano de obra esclava, que ahora tenía que adaptarse al inmediato futuro de una mayor especialización y diversificación en el trabajo y sus recursos; era como decirles, habéis hecho bien vuestro trabajo, amigos del Sur, pusisteis los cimientos para que esta nación se desarrollara y con ello llegamos hasta aquí, pero ahora nos toca exprimiros.

 Algo parecido ocurre en Europa en estos momentos, donde el capitalismo voraz comandado por EE UU, con poder de veto en el FMI, favorece a los estados del norte europeo que son sus aliados más cercanos, como es en estos momentos Alemania, que se aprovecharon de la coyuntura especulativa y de corrupción que se forjó en mayor medida en el suelo de  los estados también sureños como el de España, Grecia, Portugal o Italia, territorios con una fuerte dependencia  de las fuentes de ingreso del sector del turismo, donde juega un  papel primordial la construcción, que trajo consigo la especulación inmobiliaria de la que tanto se beneficiaron los países del Norte, que tanto dinero invirtieron en estos sucios negocios, favoreciendo el crédito a bajos intereses y otorgando subvenciones de dudosa credibilidad entre otros procederes; todo un terreno abonado para que los bancos de esos estados sureños de Europa, ayudados por las políticas neoliberales de sistemas bipartidistas, que encajan perfectamente en el paisaje de un poder que somete al pueblo, acomodado en los falsos asentamientos de una sociedad del bienestar; una sociedad de ingeniería artificiosa, con una carencia importante de  principios que activen el contenido de  felicidad, utópica pero real en su alcanzable virtud benefactora.

Ahora esos estados “unionistas” de la Unión Europea piden el dinero a esos estados sureños aun hoy en día no son confederados…; pero el caso es que a quienes se les pide responsabilidades es al pueblo, que paga él las altas cuotas de este negocio criminal y usurero del tráfico del dinero, de armas, de miseria, de intolerancia ,de muertes y guerras.

Xurx@erencia