jueves, 1 de agosto de 2013

PARSIMÓN TRANSPARENTE DE DOS METROS Y OTROS TRES



Parsimón se consideraba pequeñito, pera era de dos metros y otros tres.¡Veréis!, la cuestión es que estaba lleno de timidez porque creía que sus pensamientos y decisiones se presentaban con total nitidez en sus interlocutores sin siquiera haber abierto la boca, sin necesidad de que hubiese una plasmación gestual siquiera. Así era que creía que todo el mundo a él le vigilaba; ¡sí!, lo que se llama ser un libro abierto creía ser, un libro en  posición vertical, de alta transparencia y humana, con el riesgo que conlleva de que se caigan las letras que lleva impresas . Incluso más: así, cuando se cruzaba un pequeño perrito pekinés le asaltaba la duda también de si ese perrito le estaba viendo a él tal como él creía ser. Si era un gran danés también, aunque si no conocía bien a estos más grandotes era más comedido pues tenía cierto miedo a que le comiesen la mano al acariciarlos. Esta circunstancia de las transparencias no debieran ser una pesadilla si no se tiene nada que ocultar. Ahora bien, ¿quien no oculta algo en estos días?,...¡aunque solo sea dentro de los pantalones o de la camiseta!.

 
-Parsimón no tenía nada que ocultar, era una persona abierta, lo que ocurre es que era extremadamente exigente consigo mismo y a la vez muy sensual, eso era lo que le ocurría a Parsimón,-aseguraba uno de sus amigos más allegados, un hijo de aristócratas, un hermoso gato Persa de cara ancha y plana llamado Andrés y con un pelaje enorme y de variados colores, como así es conocido de sobras este hecho  por casi todas y todos los humanos, pues un gato o una gata persa  que no fuese de cara ancha y plana y con un pelaje enorme y de variados colores no podía ser considerada o considerado como un gato o una gata procedente de esa raza aria .

 
Así fue Parsimón, una caricatura de una transparencia en una vida opaca, un alma de la tierra que como otras muchas almas se fue haciendo mayor y cada vez más transparente.

Unas veces por cobardía u otras veces por prudencia, dicen quienes se consideran eruditos en la materia por haber estudiado el cerebro de Parsimon que solía dar él la respuesta por callada en la adolescencia, luego de ella ya era vicio,pues como creía que era transparente no necesitaba dar explicaciones, se decía,  así mal que vivía,aunque algunas personas que lo conocían bien aseguraban que ese silencio era por amor. Pero, dicho así, no se entiende muy bien esto, aunque si lo acompañamos de un alto nivel de auto exigencia quizás se entienda mejor. Así fue que  con el tiempo, aquellas y aquellos pensamientos y decisiones que solo permanecen en el limbo individual de la mente como transcendentales subjetividades de carácter secreto se hicieron más rebeldes reivindicando su existencia.

 
-Considerando las cosas bien, ahora que ya no está mi amigo conmigo no sé que hacer -decía así el gato Andrés, Persa, de cara ancha y plana y con un pelaje enorme y de variados colores.

 
Parsimón, de dos metros y otros tres y Andrés, el gato Persa de cara ancha y plana y con un pelaje enorme y de variados colores representaban por calles y plazas su actuación circense. Andrés sostenía un aro enorme y Parsimón saltaba atravesándolo. Pero, ¿Porqué no estaba ya Parsimón con Andrés? .Así lo explicaba Andrés:

 
- Y es que se hizo tan transparente que nunca más quiso saltar el aro y de tan transparente que se hizo que se convirtió en ser invisible.