domingo, 22 de diciembre de 2013

AVENTURAS MITOLÓGICAS CLANDESTINAS. CAPITULO X A LA OGRESA ACURANATAK LE GUSTA MUCHO EL HIDROMIEL




CAPITULO X A LA OGRESA ACURANATAK LE GUSTA MUCHO EL HIDROMIEL



¡Quince días con sus quince noches de reunión jocosa!

 

-Nuestra misión consiste en dar con el espíritu de nuestras guerreras y guerreros que fueron hasta aquí conducidos...

 

-Bien, no es exactamente que hasta aquí llegaran-interrumpe aceleradamente Jonás a Hemérito VI-, se trata de una creencia...

 

-Una creencia o no, el caso es que estamos aquí -interrumpe airadamente Hemérito VI a Jonás- para demostrar o no si esto así ocurrió

 

Quitando a Minurl (el perro de Balliulka que presumía de no tener un nombre propio, pues aseguraba que todos los perros de Balliulka atendían por el mismo nombre, es decir “Perros de Balliulka”) ,nombre que le pusiera la ninfa Rosemeriamli  al cánido, las y los demás gustaban mucho del hidromiel, aunque unas y unos más que otros y otras.

 

-De lo que sí se sabe a ciencia cierta es  que hasta aquí llegaron diosas y dioses convertidos en animales de la creación...

 

-¿Y porqué se sabe científicamente eso?-interrumpe ansiosamente Rosemeriamli a Jonás-

 

Jonás, Hemérito VI y la ninfa Rosemeriamli pertenecían a ese grupo que hacían un uso moderado del hidromiel para así dejar que el pensamiento fluyera por el hábito de la pesquisa y no de las falsas emociones. Hablaban alrededor de una hoguera junto a algunos marineros y campesinas, bajo la mirada atenta de Minurl, que permanecía con las patas hundidas en la tierra al lado de la ninfa Rosemeriamli...; ninfa de de trenzas doradas que le llegaban hasta los tobillos y con pecas aromáticas dispersas entre los poros más genuinos de su piel, conocedora del arte de las lenguas e interpretaciones.

 

-Porque es algo, una cosa que es tal su evidencia que no necesita ser demostrable, claro está...-responde Jonás-

 

-Yo más bien me inclino a pensar que es porque alguien de vuestro reino- habla ahora Rosemeriamli mientras juega con un palo haciendo cicatrices en la pálida arena- o de algún otro reino allegado, sabe de la existencia de diosas y dioses en la isla, porque alguien hasta aquí ha llegado..., y así lo ha visto y lo dejó reflejado.

 

-De donde venimos no es un reino ello, sino una república

 

-¡Bien...!, ¡esto en sí...!, ¡decir que...!, lo que tu mencionas...,¡es hablar de las sagradas escrituras!

 

-¿Sagradas escrituras?,  ¿república? Hasta ahora oyera y leyera cosas de reinos y libros de viajes..., pero esto que comentáis es nuevo para mi. ¿Cuál es el significado de estas dos cosas? –pegunta asombrada Rosemeriamli

 

- La sagrada escritura es el libro de la ciencia y la república es como un reino pero sin reinas ni reyes –contesta Jonás.

 

Próximo a este grupo se hallaba la ogresa Acuranatak que bebía sin parar. Cogía las ánforas más grandes con un solo brazo mientras avivaba el fuego de unas hogueras y sobre ellas saltaba, o disponía las brasas de las otras de tal manera que sobre ellas andaba, al mismo tiempo que retaba a campesinas y marineros para ver quien a ella superaba..., ¡en tales disposiciones atléticas!, animando a las y los asistentes a combatir contra ella.

 

-¡Vosotras, ninfas y elfos no podéis en este juego interactuar!. Es el inconveniente de poder volar. No poder participar en los juegos de un olimpo tan singular -decía así la ogresa Acuranatak, mientras golpeaba con sus pies la arena y hacía temblar la tierra

 

- ¡Mirad como se divierte la ogresa Acuranatak! –decía uno de los marineros del grupo de Rosemeriamli

 

- ¡Tanto tiempo en el fondo marino que adora las hogueras!- atinaba otro de los marineros del grupo de Rosemeriamli

 

-¡Y al hidromiel se pega! -apuntillaba así una de las campesinas del grupo de Rosemeriamli

 

- ¡Y también está este otro que es muy divertido! decía así y ahora la ogresa Acuranatak, mientras que con una fina y alargada caña de bambú se dedicaba a hacer trazos continuos y simétricos de perpendiculares y paralelas, formando como pequeñas casitas parceladas, las cuales iba saltando de una a la otra. Aterrizaba en una y bebía del ánfora de la que no se derramaba ni una gota.

 

- ¡Es de un espíritu bonachón y alegre!- decía una de las campesinas del grupo de Rosemeriamli

 

- ¡Sus juegos son muy infantiles!, ¡extraordinariamente naturales y sin ataduras morales! - decía otra de las campesinas del grupo de Rosemeriamli

 

- ¡Se lleva muy bien con las criaturas más débiles, con las más pequeñas y con quienes de más complicada edad también! - decía otro de los marineros del grupo de Rosemeriamli

 

-Es fácil adivinar que quien se lleva bien con las  personas más pequeñas en edad se lleve bien con las más viejas, pues son la misma cosa...- decía Hemérito VI del grupo de Rosemeriamli

 

Cuando de todo esto se cansaba la ogresa, de todos estos juegos que aprendiera de las y los humanos, y viendo que no había rival para ella se ponía a bailar dando vueltas sobre si misma, bebiendo grandes sorbos intermitentes de hidromiel de los grandes recipientes, sin caerle al suelo una sola gota.

 

-Así pues, -continuaba a hablar Rosemeriamli del grupo de Rosemeriamli- y como antes decía, yo más bien me inclino a pensar que por lo que vuestras vecinas y vecinos de esa república, las y los cuales tomaron el acuerdo de traeros hasta aquí  dicen saber ahora que es  a ciencia cierta el hecho de que hasta aquí llegaron diosas y dioses convertidos en animales de la creación, no sea tal cual por otra cosa que  porque alguien de vuestro reino, o mejor dicho república, o de algún otro reino o república allegada sabe de la existencia de diosas y dioses en estas islas, porque alguien hasta aquí ha llegado, o él o ella misma  y así lo ha visto y lo dejó reflejado.

 

-Aunque tu razonamiento descanse en los buenos jergones de la buena lógica no debes creerte que es el único razonamiento posible ni el verdadero-aseguraba ahora, de modo cortante Jonás, del grupo de Rosemeriamli

 

Ahora Acuranatak, que estaba sentada en una roca, con los brazos caídos como dos trozos de plomo sujetos a un grueso sedal y los ojos más apagados que de costumbre, miraba con aire de melancolía al grupo de Rosemeriamli, como si allí hubiese algo que ella sabía o creyese que no iba a poder volver a encontrar nunca más. Dudó un momento, se levantó y con paso lento se dirigió hacía donde estaban. Un grupo de niñas y niños, como casi siempre sucedía donde ella estaba le seguían, tirando de sus pieles de foca y de ballena

 

-Nadie lo dijo, yo solo dije yo creo-contestaba Rosemeriamli a la interpelación de Jonás

 

- ¿Y para qué todo esto?, ¡Jonás y yo estamos aquí y ya está! ¡Eso es lo que importa! Se formó un comité de estudiosos del tema Nuestra misión es la de llegar al espíritu de nuestras guerreras y guerreros que fruto de un viento encolerizado desaparecieron.... Hombres y mujeres que luchaban en la batalla que confrontaba en la ciudad de las Bestias Sagradas, en la república de Gotagma, desde donde Jonás y yo venimos, a dos clanes diferentes, ahora unidos por la misma causa. Uno es el  Clan de “El Burro Nicafor”, de donde yo, Hemérito VI provengo, y otro el de “Pruseima la Cierva de donde proviene Jonás. Debemos pues indagar sobre nuestras guerreras o guerreros y sobre el misterio de estas islas. Sean o no demostrables los hechos que sin ningún nivel de duda nuestras y nuestros letrados confieren a las sagradas escrituras, nuestra misión es algo para sentirse orgullosos. Debo reconocer que yo al principio era mucho más receloso que Jonás de todo esto. Sin dejarme llevar y de lugar a engaños, comprendí al momento, igual que mi compañero, que esta misión sería el final de nuestros días, pero cuando ahora podemos decir que no es así nuestra inclinación, o por lo menos la mía, ya que es de mi de quien realmente yo puedo decir y no del otro... ¡Ah!, ¡qué maravilloso adivinar que hay cosas ciertas en las sagradas escrituras!

 

-Bueno, pues, la verdad...por mi parte...Yo, Jonás..., ¡bien expresado, mi amigo Hemérito VI!, cacique en tierras de Vistrikam, la hoy ciudad de las Bestias Sagradas

 

-¡Vamos pues a lo práctico!. Es necesario hablar con estos espíritus de guerreros y guerreras que encima de nuestras cabezas se presentan en elipse.-sentenciaba categóricamente Rosemeriamli

 

Acuranatak, la ogresa, llegaba ahora hasta el grupo de Rosemeriamli. Niños y niñas, ancianos y ninfas, elfos y ancianas le seguían, así como otros y otras jóvenes campesinas y marineros atléticos. Dándose perfecta cuenta de lo que allí estaban hablando la ogresa lanzó  gritos hacia las capas más bajas del cielo, donde los espíritus de las y los guerreros, que salieran de los búhos y cuervas y cuervos disecados después de que las  jaulas explotaran, se disponían entrelazados y en elípticas trayectorias acompasadas que formaban un todo. Eran tales espíritus un coro de aproximaciones homogéneas de fuerzas ocultas que pareciera que se elevaran, como si fueran pequeñas divinidades gaseosas afectadas por los cambios de densidad, por el efecto de la presión y  temperatura terrestre. Algunas de estas fuerzas ocultas que habitaban en los espíritus de las guerreras y guerreros se escapaban del círculo primario en una especie de suave torbellino que descendía un breve espacio de tiempo, para luego desde este viaje intimista y de  tendencia  libertaria, volver al eje principal del círculo primario. Se trataba pues de columnas de aire que brotaban en posición vertical y se perdían  al dejar un leve rastro de invocación revolucionaria. Un suspiro pues, de torbellinas aclamaciones casi indescifrables. Algunas ninfas y elfos volando se intentaban acercar a estos espíritus de guerreros y guerreras, pero cuando parecía que estaban cerca de ellas y ellos un estruendo gélido se apoderaba de esa parte celestial y se producía un viento huracanado que devolvía a elfos y ninfas a la tierra. Las invocaciones de la ogresa Acuranatak tampoco eran más afortunadas, llegados al punto de que muchas de ellas acababan en tremendos aguaceros.

 

- ¡Oh!, ¡Acuranatak!. ¡Alabados sean tus esfuerzos! –gritaba una campesina

 

- ¡Milagro!..., Acuranatak, ella es...., ella es quien trae el agua del cielo- gritaba un marinero

 

-¡Divina entre todas las fuerzas abismales!-declamaba otra campesina

 

-Bien, la verdad...es que..., la verdad es que no era esta mi intención, y ni siquiera sé si es azar lo del agua del cielo - aclaraba inocentemente la ogresa, mientras bebía un largo trago de hidromiel

 

- ¡Tenemos que comunicarnos con ellas y ellos! Son quienes de verdad pueden guiarnos hasta Tualba- decía Minurl, el perro de  Balliulka, que ahora se erguía, como si saliese de un letargo

 

-¡Sí!, y así Hemérito VI y yo saber si entre ellas y ellos están los que buscamos

 

-Bueno, hoy es el decimoquinto día de las jornadas de júbilo.-decía ahora en tono reflexivo  la ninfa Rosemeriamli- A partir de ahora debemos ir con más cuidado con los excesos. Tengo un presentimiento. Se acerca Horrintae

 
Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.