sábado, 7 de diciembre de 2013

AVENTURAS MITOLÓGICAS CLANDESTINAS.CAPÍTULO IX QUINCE DÍAS INOLVIDABLES



CAPÍTULO IX QUINCE DÍAS INOLVIDABLES

El saber de la existencia de humanas y humanos en la isla, que recobraban una vida de la que pensarían ellas y ellos mismos que nunca volverían a saber fue algo maravilloso. Gracias al poder de Rosemeriamli para descifrar las mágicas  sensaciones pictóricas encadenadas que brotan de un fervor comunicativo con las fuerzas del más allá, las cuales, viviendo alejadas de las personas, deidades y demás sustancias orgánicas de la tierra arrojan dicha sabiduría en un diálogo gentil con dichas personas, deidades y demás sustancias orgánicas de la tierra.¡Oh1, ¡que gran sabiduría!.Luego cada especie hace su representación de esas palabras, de esos pictogramas. Pero primero son, serán y fueron los dioses y diosas, son a ellos y ellas a quienes les fue la dirección del largo rayo desde ese más allá y que sujetaba la fuerza oculta superior. Llevaba dicho rayo enroscado sobre sí mismo la cadena sucesoria de esas pictóricas sensaciones, las cuales llegaron a los pies de alguna que otra diosa, que luego de bailar para ellas fueron a descansar estampándose así impresas en ciertas rocas elegidas por su hermosura singular. Así pues, la sabiduría de las fuerzas ocultas en un orden superior al divino por medio de la magia interpretativa y el uso de las que luego se llamarían disposiciones orgánicas de la lengua eran ahora así dirigidas hacia las materias supuestamente más faltas de vitalidad, las inorgánicas, curiosamente de carácter más eterno, y allí quedaba impreso el mensaje. Fueron así diosas y dioses quienes primero supieron de estas particularidades, quienes primero aprendieron del arte de la magia del más allá, de lo  que luego paso a llamarse la escritura. Así es que en un principio tales diosas y dioses usaron tales pictogramas de la misma manera que la fuerza todopoderosa reunificadora del más allá, que contemplaba a todo el universo con un enorme rayo los usó algún día para ella ser la más poderosa de entre todas las fuerzas ocultas. Tualba fue una gran aprendiz, la diosa de la fertilidad. Tal es así que se puede hoy contemplar en ciertas partes del golfo de Bradenia representaciones pictográficas con el sello inconfundible de ella, una de las cuales es esta que se halla inscrita en la primera isla del grupo de las llamadas islas de las sepultureras que se divisa desde el litoral del golfo susodicho. Inscrita en la piedra enorme, vertical y plana que la portentosa ogresa Acuranatak consiguió averiguar donde estaba, debido a su intuición abrasadora incubada al ser reina en un fondo abismal.

Así pues, era tal la alegría que desbordaba ahora en esta parte de la isla que se organizaron unas jornadas de júbilo triunfal. Durante quince días con sus quince noches no cesó la música de sonar. Un grupo de marineros de aspecto muy jovial indicaron a los demás el lugar donde una cueva próxima a donde ellos estaban guardaba grandes cantidades de hidromiel que el malvado Horrintae allí guardaba para cuando sus viajes a estas islas. La avanzadilla hasta la cueva fue un éxito. Volvían con improvisadas carretas llenas de odres de piel de cabra y vasijas de barro, que a su vez contenían la fermentada combinación de la miel y el agua, como eran estas últimas  las escudillas y cuencos de boca ancha, los  bacines,  más elevados y estrecha su boca de una y dos asas y hasta enormes ánforas que superaban los tres pies romanos de altura. También había elevadas copas de plata fina y esplendorosa que atraían con su pureza a pequeños filamentos celestiales que se entretenían en su osamenta. Se improvisaron instrumentos para la ocasión: tambores de roble revestidos con las pieles de ballena que trajera Acuranatak, flautas de cañas de bambú, caracolas marinas, liras  con caparazones de tortuga y cuerdas de tripas de otros bichos marinos del fondo abismal. Los cuerpos se juntaban, el hidromiel corría, los cánticos invocaban, el sol disfrutaba viendo felices a sus huéspedes, los conejos huían, las ardillas desde lo más alto contemplaban entre asustadas y enigmáticas, un grupo de perros rabiosos tímidamente se acercó y se apaciguaron, los caracoles escapaban veloces trepando por los árboles hacia donde estaban las ardillas, las mariposas bailaban, las y los niños alegres brincaban y las lagartijas de ellos y ellas se escondían...También aprovecharon el tiempo para estrechar lazos lingüísticos. Rosemeriamli, la gran conocedora de la magia de las interpretaciones lingüísticas. Era una gran maestra para todas y todos. No se sabe bien como pero instruyó de manera magistral y en esos quince días. La ogresa conoció perfectamente del idioma de humanas y humanos, estos el de las ninfas y así sucesivamente sin quedar ninguna señal de ignorante culpabilidad de posibilitismo negativo. Cuando se sentaban siempre lo hacían de modo que se disponían circularmente. Entonces alguien empezaba a hablar pidiendo a las y los demás que hiciesen bien en escucharle. Las y los niños que no paraban de correr de uno a otro lado del perímetro del ahora gran círculo dispuesto para así a todas y todos cobijar. De repente las criaturas frenaban sus trepidantes vuelos infantiles, presas y presos de un asombro estremecedor, y las más rápidas se situaron próximos a quien iba a hablar medio tumbadas junto a él y posando sus suaves manos sobre la tierra.

Que estas jornadas de júbilo triunfal sean las que den pie a que los espectros de nuestras guerreras y guerreros que ahora veis que coronan este foro...

Porque sí, como bien sabemos las jaulas explotaran. Aquellos árboles con tronco de culebra y ramas con colgantes jaulas de plata con  búhos y cuervas y cuervos de los que  salieron figuras etéreas de guerreras y guerreros y que ahora, en forma de espectros, flotaban en el aire rodeando a su vez, coronando, el círculo sagrado de las jornadas de júbilo triunfal

-...dejen de ser espectros. Solo esto será posible si nos mantenemos unidos, pues Horrintae en cualquier momento puede llegar...

-¿Y como vamos a hacer, Rojauna?. –interrumpía ahora uno de los marineros a la campesina que hablaba- Horrintae es un dios todopoderoso, y contra eso...,además, se me antoja a mi imposible empresa aunque demos con el enigma para que los espectros dejen de ser tal y se avengan en lo que son en realidad, las mejores guerreras y guerreros elegidos por Tualba de entre todas y todos los  que hasta aquí llegaron caídos en pretéritas batallas...

-Siendo tu marinero deberías ser más optimista –interrumpe ahora Jonás-,bien es cierto que Horrintae es ni más ni menos que un dios, el dios de la guerra para más señas, pero aquí contamos con la colaboración de ninfas, que si bien no son diosas, quien sabe si algún día, y con una ogresa de fondo marino, de la que aun conocemos muy poco de sus virtudes, aunque nos haya dejado asombradas con el descubrimiento de la piedra.

- Deberíais saber que cuando una lleva tanto tiempo en lo más fondo de la inmensidad marina y sale a tierra viene coronada de una fuerza intuitiva indescriptible –responde la ogresa Acuranatak a Jonás en un tono muy pausado-

-¡Oh!,claro que sí...,lo que aprendes en la oscuridad es una ventaja que uno cobra donde rige el astro solar

- Algo así . Pero veréis, os voy a contar una historia del fondo marino que una vez allí ocurrió y me fue contada por mi gran amiga la langosta marina Fifí, que...

-Fifí, ¡que extraño nombre para una langosta! - interrumpía ahora sonriente y bravuconamente uno de los duendecillos-

- Un nombre como otro cualquiera para cualquiera que sea la especie elegida. Bien, como decía o más bien me disponía a decir....; era un día que llegó allá abajo un barco de carga egipcio muy antiguo que chocara contra la gran roca del cielo, como así llamamos a los arrecifes en el fondo marino. Era un barco enorme y de eslora inusual, de unos doscientos metros más o menos y muy bonito, muy querido por diferentes especies para allí hospedarse. Se formó un gran revuelo, el barco no podía albergar a nadie más, había, meros, morrajas, corvinas rascacios, abadejos, langostas, pulpos, peces luna, serviolas, chernas, lechas, corvas, sargos, dentones, águilas de mar, brótolas, langostas, espetones, mújoles...Llegó el conflicto: morrajas y corvinas que se aliaban con espetones; sargos y dentones que solo tenían ojos para chernas y lechas, abadejos que aprovechaban la situación para su guerra particular contra los rascacios, corvinas enormes de pico redondeado enormemente plateadas que seducían a los mújoles y los devoraban...Hasta que al fondo del mar bajó un día una estrella que quedó allí sepultada, una estrella que se salió de la órbita de las demás estrellas y fue a parar al fondo del mar, eso es lo que se dictaminó por parte de quines más estudian allá en el fondo marino. Yo, como ogresa estudiosa que soy de las inmensidades del fondo marino participé en esa convención y así puedo atestiguar. Decir por lo demás que con la llegada de la estrella, que anclara muy próxima a donde estaba el barco de carga egipcio que chocara contra la gran roca del cielo, la paz llegara a ese rinconcito del fondo marino, pues fue tal el poder de atracción, que ahora los peces, meros, morrajas, corvinas rascacios, abadejos, langostas, pulpos, peces luna, serviolas, chernas, lechas, corvas, sargos, dentones, águilas de mar, brótolas, langostas, espetones, mújoles..., pues que preferían girar ahora sobre la estrella sin parar.

Cuando termina de hablar la ogresa Acuranatak se hace un pequeño silencio, y del círculo se levantan tres marineros y cuatro campesinas que con tambores de piel de ballena y panderetas de piel de cabra se acercan hasta donde la ogresa está sentada, empieza de nuevo a sonar la música y el cantar tradicional:

“Si por ti mi supieras

bien sabría yo amar

siquiera donde nunca va a llegar

el agua del río a refrescar,

siquiera quien conmigo

saber vendrá, porque yo contigo

una vez más cantar si tu quieres,

yo te digo tu mi amiga bienvenida”

Se disponen ahora el coro de campesinas y marineros en una fila que da dos giros sobre el círculo sagrado mientras una y otra vez siguen cantando y sin dejar de panderetas de piel de cabra y tambores de piel de ballena dejen de cumplir su función.

"Si por ti mi supieras

bien sabría yo amar

siquiera donde nunca va a llegar

el agua del río a refrescar,

siquiera quien conmigo

saber vendrá, porque yo contigo

una vez más cantar si tu quieres,

yo te digo tu mi amiga bienvenida”

Se sientan de nuevo en el sitio que les corresponde y la música sigue hasta que una mano con copa de plata cargada de hidromiel se alza. Va a hablar otra persona de las asistentes y que dan vida al círculo. Posiblemente nos narre otra aventura.

 
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