CAPÍTULO IX QUINCE DÍAS INOLVIDABLES
El saber de la existencia de humanas y humanos en
la isla, que recobraban una vida de la que pensarían ellas y ellos mismos que
nunca volverían a saber fue algo maravilloso. Gracias al poder de Rosemeriamli
para descifrar las mágicas sensaciones
pictóricas encadenadas que brotan de un fervor comunicativo con las fuerzas del
más allá, las cuales, viviendo alejadas de las personas, deidades y demás
sustancias orgánicas de la tierra arrojan dicha sabiduría en un diálogo gentil
con dichas personas, deidades y demás sustancias orgánicas de la tierra.¡Oh1,
¡que gran sabiduría!.Luego cada especie hace su representación de esas
palabras, de esos pictogramas. Pero primero son, serán y fueron los dioses y
diosas, son a ellos y ellas a quienes les fue la dirección del largo rayo desde
ese más allá y que sujetaba la fuerza oculta superior. Llevaba dicho rayo enroscado
sobre sí mismo la cadena sucesoria de esas pictóricas sensaciones, las cuales
llegaron a los pies de alguna que otra diosa, que luego de bailar para ellas
fueron a descansar estampándose así impresas en ciertas rocas elegidas por su
hermosura singular. Así pues, la sabiduría de las fuerzas ocultas en un orden
superior al divino por medio de la magia interpretativa y el uso de las que
luego se llamarían disposiciones orgánicas de la lengua eran ahora así dirigidas
hacia las materias supuestamente más faltas de vitalidad, las inorgánicas,
curiosamente de carácter más eterno, y allí quedaba impreso el mensaje. Fueron
así diosas y dioses quienes primero supieron de estas particularidades, quienes
primero aprendieron del arte de la magia del más allá, de lo que luego paso a llamarse la escritura. Así
es que en un principio tales diosas y dioses usaron tales pictogramas de la
misma manera que la fuerza todopoderosa reunificadora del más allá, que
contemplaba a todo el universo con un enorme rayo los usó algún día para ella
ser la más poderosa de entre todas las fuerzas ocultas. Tualba fue una gran aprendiz,
la diosa de la fertilidad. Tal es así que se puede hoy contemplar en ciertas
partes del golfo de Bradenia representaciones pictográficas con el sello
inconfundible de ella, una de las cuales es esta que se halla inscrita en la
primera isla del grupo de las llamadas islas de las sepultureras que se divisa
desde el litoral del golfo susodicho. Inscrita en la piedra enorme, vertical y
plana que la portentosa ogresa Acuranatak consiguió averiguar donde estaba,
debido a su intuición abrasadora incubada al ser reina en un fondo abismal.
Así pues, era tal la alegría que desbordaba ahora
en esta parte de la isla que se organizaron unas jornadas de júbilo triunfal. Durante
quince días con sus quince noches no cesó la música de sonar. Un grupo de
marineros de aspecto muy jovial indicaron a los demás el lugar donde una cueva
próxima a donde ellos estaban guardaba grandes cantidades de hidromiel que el
malvado Horrintae allí guardaba para cuando sus viajes a estas islas. La
avanzadilla hasta la cueva fue un éxito. Volvían con improvisadas carretas
llenas de odres de piel de cabra y vasijas de barro, que a su vez contenían la
fermentada combinación de la miel y el agua, como eran estas últimas las escudillas y cuencos de boca ancha, los bacines, más elevados y estrecha su boca de una y dos
asas y hasta enormes ánforas que superaban los tres pies romanos de altura.
También había elevadas copas de plata fina y esplendorosa que atraían con su
pureza a pequeños filamentos celestiales que se entretenían en su osamenta. Se
improvisaron instrumentos para la ocasión: tambores de roble revestidos con las
pieles de ballena que trajera Acuranatak, flautas de cañas de bambú, caracolas
marinas, liras con caparazones de tortuga y cuerdas de tripas de
otros bichos marinos del fondo abismal. Los cuerpos se juntaban, el hidromiel
corría, los cánticos invocaban, el sol disfrutaba viendo felices a sus
huéspedes, los conejos huían, las ardillas desde lo más alto contemplaban entre
asustadas y enigmáticas, un grupo de perros rabiosos tímidamente se acercó y se
apaciguaron, los caracoles escapaban veloces trepando por los árboles hacia
donde estaban las ardillas, las mariposas bailaban, las y los niños alegres
brincaban y las lagartijas de ellos y ellas se escondían...También aprovecharon
el tiempo para estrechar lazos lingüísticos. Rosemeriamli, la gran conocedora de la magia de
las interpretaciones lingüísticas. Era una gran maestra para todas y todos. No
se sabe bien como pero instruyó de manera magistral y en esos quince días. La ogresa
conoció perfectamente del idioma de humanas y humanos, estos el de las ninfas y
así sucesivamente sin quedar ninguna señal de ignorante culpabilidad de
posibilitismo negativo. Cuando se sentaban siempre lo hacían de modo que se
disponían circularmente. Entonces alguien empezaba a hablar pidiendo a las y
los demás que hiciesen bien en escucharle. Las y los niños que no paraban de
correr de uno a otro lado del perímetro del ahora gran círculo dispuesto para
así a todas y todos cobijar. De repente las criaturas frenaban sus trepidantes
vuelos infantiles, presas y presos de un asombro estremecedor, y las más
rápidas se situaron próximos a quien iba a hablar medio tumbadas junto a él y
posando sus suaves manos sobre la tierra.
Que estas jornadas de júbilo triunfal sean las que den pie a que los espectros de nuestras guerreras y guerreros que ahora veis que coronan este foro...
Porque sí, como bien sabemos las jaulas
explotaran. Aquellos árboles con tronco de culebra y ramas con colgantes jaulas
de plata con búhos y cuervas y cuervos
de los que salieron figuras etéreas de
guerreras y guerreros y que ahora, en forma de espectros, flotaban en el aire
rodeando a su vez, coronando, el círculo sagrado de las jornadas de júbilo
triunfal
-...dejen de ser espectros. Solo esto será posible
si nos mantenemos unidos, pues Horrintae en cualquier momento puede llegar...
-¿Y como vamos a hacer, Rojauna?. –interrumpía ahora uno de los marineros a la campesina que hablaba- Horrintae es un dios todopoderoso, y contra eso...,además, se me antoja a mi imposible empresa aunque demos con el enigma para que los espectros dejen de ser tal y se avengan en lo que son en realidad, las mejores guerreras y guerreros elegidos por Tualba de entre todas y todos los que hasta aquí llegaron caídos en pretéritas batallas...
-Siendo tu marinero deberías ser más optimista
–interrumpe ahora Jonás-,bien es cierto que Horrintae es ni más ni menos que un
dios, el dios de la guerra para más señas, pero aquí contamos con la
colaboración de ninfas, que si bien no son diosas, quien sabe si algún día, y
con una ogresa de fondo marino, de la que aun conocemos muy poco de sus
virtudes, aunque nos haya dejado asombradas con el descubrimiento de la piedra.
- Deberíais saber que cuando una lleva tanto tiempo
en lo más fondo de la inmensidad marina y sale a tierra viene coronada de una
fuerza intuitiva indescriptible –responde la ogresa Acuranatak a Jonás en un
tono muy pausado-
-¡Oh!,claro que sí...,lo que aprendes en la
oscuridad es una ventaja que uno cobra donde rige el astro solar
- Algo así . Pero veréis, os voy a contar una
historia del fondo marino que una vez allí ocurrió y me fue contada por mi gran
amiga la langosta marina Fifí, que...
-Fifí, ¡que extraño nombre para una langosta! -
interrumpía ahora sonriente y bravuconamente uno de los duendecillos-
- Un nombre como otro cualquiera para cualquiera
que sea la especie elegida. Bien, como decía o más bien me disponía a
decir....; era un día que llegó allá abajo un barco de carga egipcio muy antiguo
que chocara contra la gran roca del cielo, como así llamamos a los arrecifes en
el fondo marino. Era un barco enorme y de eslora inusual, de unos doscientos
metros más o menos y muy bonito, muy querido por diferentes especies para allí
hospedarse. Se formó un gran revuelo, el barco no podía albergar a nadie más,
había, meros, morrajas, corvinas rascacios, abadejos, langostas, pulpos, peces
luna, serviolas, chernas, lechas, corvas,
sargos, dentones, águilas de mar, brótolas, langostas, espetones, mújoles...Llegó
el conflicto: morrajas y corvinas que se aliaban con espetones; sargos y dentones
que solo tenían ojos para chernas y lechas, abadejos que aprovechaban la
situación para su guerra particular contra los rascacios, corvinas enormes de
pico redondeado enormemente plateadas que seducían a los mújoles y los
devoraban...Hasta que al fondo del mar bajó un día una estrella que quedó allí
sepultada, una estrella que se salió de la órbita de las demás estrellas y fue
a parar al fondo del mar, eso es lo que se dictaminó por parte de quines más
estudian allá en el fondo marino. Yo, como ogresa estudiosa que soy de las
inmensidades del fondo marino participé en esa convención y así puedo
atestiguar. Decir por lo demás que con la llegada de la estrella, que anclara muy
próxima a donde estaba el barco de carga egipcio que chocara contra la gran
roca del cielo, la paz llegara a ese rinconcito del fondo marino, pues fue tal
el poder de atracción, que ahora los peces, meros, morrajas, corvinas
rascacios, abadejos, langostas, pulpos, peces luna, serviolas, chernas, lechas, corvas, sargos, dentones, águilas de
mar, brótolas, langostas, espetones, mújoles..., pues que preferían girar ahora
sobre la estrella sin parar.
Cuando termina de hablar la ogresa Acuranatak se hace
un pequeño silencio, y del círculo se levantan tres marineros y cuatro
campesinas que con tambores de piel de ballena y panderetas de piel de cabra se
acercan hasta donde la ogresa está sentada, empieza de nuevo a sonar la música
y el cantar tradicional:
“Si por ti mi supieras
bien sabría yo amar
siquiera donde nunca va a llegar
el agua del río a refrescar,
siquiera quien conmigo
saber vendrá, porque yo contigo
una vez más cantar si tu quieres,
yo te digo tu mi amiga bienvenida”
Se disponen ahora el coro de campesinas y marineros
en una fila que da dos giros sobre el círculo sagrado mientras una y otra vez
siguen cantando y sin dejar de panderetas de piel de cabra y tambores de piel
de ballena dejen de cumplir su función.
"Si por ti mi supieras
bien sabría yo amar
siquiera donde nunca va a llegar
el agua del río a refrescar,
siquiera quien conmigo
saber vendrá, porque yo contigo
una vez más cantar si tu quieres,
yo te digo tu mi amiga bienvenida”
Se sientan de nuevo en el sitio que les
corresponde y la música sigue hasta que una mano con copa de plata cargada de
hidromiel se alza. Va a hablar otra persona de las asistentes y que dan vida al
círculo. Posiblemente nos narre otra aventura.
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