lunes, 8 de septiembre de 2014

Gaia,Europa, Mongólia y cierta gente guerrera


Al subir encontré un amable gesto

de bienvenida en nombre de Bóreas.

Llevaba suficientes comestibles para una semana.

Pregunté por el maestro de la magia y las ilusiones

a las águilas de Mongolia

desde el pico más alto que alcanza mi memoria

y me sugirieron paciencia, que volviera otro día.

Bajé la montaña, y al volver a mi hogar

tuve que tranquilizar a mis seres queridos

 

“Habrá otro momento de hablar

con el maestro”

 

Ahora estoy aquí, pero... ¿Qué aconteció

para que yo, Mimo, hasta aqui llegara, hasta Mongolia?

 

Bien, lo cierto es que debo hablar un poco...

no sé.., pero..La vida en Europa era:

 

El mal de ojo, la miseria, la gente que llega

y lo quiere todo de tu vida, la marginación, el odio,

el rencor, la envidia, los consejos del necio, el

vacío en la frustración hecha venganza.

 

Tuve que arrastrarme por el lodo

para desviarme de tales acueductos

que vigilan acechantes,

y en mis ilusiones fundé una familia.

 

 

Hize lo que me decía el corazón,

pues latía con fuerza y dominaba la situación;

un efecto de desolación cubrió la bóveda...

Y  en el interior sentía frustración,

Mis sueños no se verían cumplidos

si no aprendía a soñar,

pero yo era torpe en condición,

altivo en la desolación,

débil en la condición amatoria,

tímido en la procedencia

y sensible en la elocuencia...

 

 

Ahora mismo la cuestión es:

 

“Habrá otro momento de hablar

con el maestro”

-no sabía por decir otra cosa que eso a la familia-

La questión es ahora, aquí y ahora...,

aqui...¡ En Mongolia!

Subo y subo la montaña,

y me dice el  gigante que vigila

la cueva sagrada:

“¡Vuela usted mañana!”

 

 

 

Todas esas plagas divinas

hicieron que me refugiase

y por refugio llevo conmigo

la dura sensación

que abunda en la melancolía,

y aunque bien sea cierto

que lo cierto es que en realidad

 lo de la familia era una ilusión

,lo cierto es que fundé una familia

a través de esfuerzos

con el don de la imaginación.

 

Pero... ¿Cómo llegué aquí...?

¡Habrá otro momento!

¿... hasta las montañas de Mongolia?

 

Un gesto, una mirada...

Ah! ¡Cómo recuerdo ahora!

...por el exceso del propio dictamen

en la materia del rubor.

 

Una sensación interior que me turbaba

me impedía expresarme con suficiencia,

era la vergüenza de la composición

haciéndose pública en la timidez del amor.

Pálidos objetos. Europa sin Sol,.

Parecían estatuas circundadas

 

Pero...¡ Y ahora qué!

 ¡Muchas cosas dan igual

estando ahora en las montañas

en la estepa sagrada de Mongolia!

¡Aquí me esperan las mejores leyendas

que permanecen sepultadas en los oasis de la tierra!.

 

Ellas se dirigían con mejor pie que el mío,

me refiero en Europa y las estatuas de Europa

Más decididas

La obsesión en la obcecación

de ciertas almas guerreras

trae la confusión

por el efecto de intimidación

y con ello el reduccionismo

de la materia esencial

objeto de estudio.

Trae la confusión cual de esa manera

pues arrojan la bandera

en el lindo vuelo

cual rayo de infante marginador,

que tapa otras bocas y consuela

solo a las viejas como idóneas.

Y al fondo del abismo la depresión,

pues la oscuridad aparece cuando

se cierran las puertas,

por no dejar entrar en sus casas

a otras y otros que vendimian

también en el amor .

 

Entonces...yo...Necesitaría huir, pero... ¿Adonde?

Si la sensación es...;

Y es tímida la sugestión que me abrasaba.

¿Andar con firmeza?

¡Santa devoción en ti anclada, madre mía!

¡Madre mía! ¡Esas son las verdaderas palabras!

¡Anclar la pasión haciendo orilla

en el amor!

Tu que vives dentro de mí,

yo por ti no permitiré esta traición...

Contigo estoy dentro de ti,

la vida, mientras...

¿Qué es la vida sino un farol de tu brillo?

 

Entonces...yo...Necesitaría huir, pero... ¿Adonde?

Si la sensación es...

Y es tímida la sugestión que me abrasa

 

Madre mía...¡Objeto de mi pasión!

¿Qué está ocurriendo aquí?

¡Yo me dirigo a ti,

todos los días de mi vida

Para que salves a este alma perdida

con tu bendito amor!

El caso es que..., el caso es que...

¡Yo no sé!, el caso es que si acaso

me hice hombre austero,

no por el hecho de hacerme hombre,

sino por verme solo y obligado

por las circunstancias.

 

El invierno pronto llegaría,

la gente del valle como si no existiera,

pues como siempre, dormían.

Dormían hasta primavera

y despertaban un día

solo para recordar que existían,

y antes del estío se volvían a dormir.

Aproveché ante tanta soledad

para escribir ciertos libros

que hablaban de grandes misterios.

Llegué pues, en verano a Mongolia

con libros de magia de mi propia tinta China

 

¡Ahí fue donde fundé la familia!

¡Cerca de las àguilas!

¡En verdad que sí!

 

Pero...¿Sabeis?

El viaje para llegar hasta Mongolia

fue con un pañuelo,

pues secaba mis lágrimas

y con una leve sonrisa fingía

ante las que eran para mí

las primeras almas de Mongolia

que yo veía.

Los seres más queridos

habían quedado atrás,

al entender la bien querida

y añorada intimidad

como un efecto de proximidad.

Alguien hablaba, era yo

Hablaba solo por ser

tan desbocada la pasión

y corto el entendimiento

de dicha aflicción...

En el tren que me llevaba

a las estepas asiáticas lloraba,

reía, hablaba solo y con humildad

asentía ante las gentes lugareñas de Mongolia

Y la verdad, ...aún no sé

muy bien porqué,

pues no sé porqué pensé

en la cabeza dando vueltas en Europa

cuando en realidad ya no estaba en Europa.

Me quedé dormido en la mitad del viaje,

y un gigante vino a verme;

y por pensar pensaba

que era  la cabeza,

que daba vueltas

y que la cabeza llegara ya a las estepas.

 

Luego la gente filibustera dice que no

pero sí que lo piensan,

que estás mal de la cabeza,

porque la cabeza vuela,

y a mi me daba risa ver la cabeza de

algunas de estas almas,

comparada con la del gigante

que en mi espíritu

hacía acto de presencia.

 

Un gesto, una mirada...

siendo así, de tal guisa,

cotidiana y nada fuera de lo normal

el poder de tal turbación en los hábitos rutinarios.

Y aún faltaba el resto, es decir, toda la vida,

¡Esto solo es el acto protocolario de la pasión!

Un acto de elevado amor, pensaba yo...

en mi ilusión...,con un futuro por

delante y una familia que fundar

allá en las estepas de Mongolia.

 

 

Pero,por causas del destino

y acechanzas que ya contaré,

así como mi deseo es hablar tal pues

de las experiencias de mi viaje a Mongolia,

el caso es que volví a mi tierra

 

Este fuera el primer viaje sagrado

de mi santa devoción.

Lugareño de los valles perdidos

donde existe la santa desolación

del amor perdido por injusta traición,

de quien por bien se tenía e izaba la bandera

creyéndose poseedora del nombre de la verdad,

pues al volver me puse al corriente

rápidamente de los hechos del valle.

 

Hizo justicia nuestra madre,

pues allí llegó para poner cordura

en donde había marginación.

Y en vez de afligir  mandó cumplir

firme acto de penitencia

para compensar ese fatal prejuicio desolador,

que habita en las almas altivas y obcecadas

a quienes juzgaran sin fundamento las sibilantes

palabras del amor que a sus ojos era sentencia orgullosa....

pues vano es  el esfuerzo de la palabra

que dictamina  la obsesión,

de cual suerte y fortuna

que la penitencia llevaba

el dulce  nombre del silencio

y la astuta reflexión...

¡Las piernas temblaban sin las palabras!

Mientras, Europa ardía

Bajaron la cabeza , una tras uno,

y así en el devenir

dejaron lo que les

indicara la Diosa cumplir  

 

¡Era gente orgullosa!

¡Buena de bandera y de corazón!,

Gente guerrera pero ofuscada.

Fervorosas y fervorosos de las tradiciones,

La más bella gente ofuscada y desconfiada

de la tierra ¡La más guerrera por ofuscada

y la más bella!

Sus razonamientos tenían fundamento

pero sus hábitos estaban reducidos

a la mínima y tibia expresión, porque

el círculo se cerraba.

La gente creía que a sus casas

no era bienvenida, pues establecieron

estrategias de las viejas guerras,

con planos de batallas a la antigua usanza,

letras hermosas y rítmicas

en un espacio aburrido

por poco asistido

al permanecer las puertas cerradas

a otras almas portadoras de la flauta sagrada.

¡Una estrategia de gente buena y civilizada,

gente guerrera confundida, a la que

la Diosa Madre viene ahora,

para librarles de la confusión que germina

en el paisaje de la desolación.

 
a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.