sábado, 18 de agosto de 2012

Pulino invocando al amor


Medea_Eugène Ferdinand Victor Delacroix

Luego de días y noches de andar, el hombre blanco pequeñito de  diez centímetros cruzó la calle, y llegó a los jardines inmensos de la casa de cartón piedra aterciopelada del gran Moustafá Dvn Ahmed ,el cual medía cuarenta y tres metros de largo. Se pegó a la puerta de entrada esperando a la mujer que salía en un afamado programa de  televisión, y por la que sentía una fuerte pasión en el fondo de lo último de su menguadísimo corazón. Él sabía  perfectamente por los medios de prensa de color rosa  que se veía todos los días  con Moustafá siempre a la misma hora. Y llegó Anahi, la mujer de turbante que le llegaba hasta los pies. Escaló a la lengua de seda  el de los diez centímetros; dejándose llevar por el viento se agarró .Moustafá abrió y le dio un beso a la mujer y entraron ella y él .Como si fuese una pequeña mosca presa en la falsa telaraña  de un gran amor distante, allí estaba Pulino, como así se llamaba el hombre blanco pequeñito de los de  diez centímetros, pegado al turbante, De la telaraña  fácilmente  se despegó. Y fue a parar al suelo,claro está. Moustafá y Anahi se pusieron a hacer el amor y Pulino invocó:

“Medea, Medea, que con tus ungüentos
ayudaste a Jasón tu amor;
libra a Anahi del suyo y que sea yo,
pues el que está con ella
es un dragón.”

Y una vez dicho esto sacó un frasquito de esencias del bosque que desprendían un fuerte olor; y con extraños sortilegios intentó dormir al falso dragón que él pretendía ver en Moustafá Dvn Ahmed .Pero nada ocurrió. Decepcionado, ahora ya no quería amar más, ya no hacían falta falsas escaladas, falsas telarañas, falsas promesas de felicidad en la búsqueda de un amor. Ahora  dejaba de soñar y desaparecía de la habitación, de esa casa  de ese mundo real en su mundo onírico, y lo hacía por debajo de la puerta.

xurxo fernandez gonzalez