Medea_Eugène Ferdinand Victor Delacroix |
Luego de días y noches de andar, el hombre blanco pequeñito de
diez centímetros cruzó la calle, y llegó
a los jardines inmensos de la casa de cartón piedra aterciopelada del gran Moustafá
Dvn Ahmed ,el cual medía cuarenta y tres metros de largo. Se pegó a la puerta de entrada esperando a la mujer que salía en un afamado programa de televisión, y por la que sentía una fuerte pasión
en el fondo de lo último de su menguadísimo corazón. Él sabía perfectamente por los medios de prensa de
color rosa que se veía todos los días con Moustafá siempre a la misma
hora. Y llegó Anahi, la mujer de turbante que le llegaba hasta los pies.
Escaló a la lengua de seda el de los
diez centímetros; dejándose llevar por el viento se agarró .Moustafá abrió y le dio un beso a la mujer y
entraron ella y él .Como si fuese una pequeña mosca presa en la falsa telaraña de un gran amor distante, allí estaba Pulino,
como así se llamaba el hombre blanco pequeñito de los de diez centímetros, pegado al turbante, De la telaraña fácilmente se despegó. Y fue a parar al suelo,claro está.
Moustafá y Anahi se pusieron a hacer el amor y Pulino invocó:
“Medea, Medea, que con tus ungüentos
ayudaste a Jasón tu amor;
libra a Anahi del suyo y que sea yo,
pues el que está con ella
es un dragón.”
Y una vez dicho esto sacó un frasquito de esencias del
bosque que desprendían un fuerte olor; y con extraños sortilegios intentó
dormir al falso dragón que él pretendía ver en Moustafá Dvn Ahmed
.Pero nada ocurrió. Decepcionado, ahora ya no quería amar más, ya no hacían
falta falsas escaladas, falsas telarañas, falsas promesas de felicidad en la búsqueda
de un amor. Ahora dejaba de soñar y
desaparecía de la habitación, de esa casa de ese mundo real en su mundo onírico, y lo hacía por
debajo de la puerta.
xurxo fernandez gonzalez