ACTO II
ESCENA V
(Castillo de Escarpín,
conde de Panerikafonte. Sala de las palomas mensajeras. Están Escarpín, Corax, jefe
militar del condado de Panerikafonti y Castoriux, asesor militar de Causto
Lígito, rey de Fontipanerika)
ESCARPÍN: ¡Columbas
livias! ¡Ah!, ¡qué grandes tesoros guarda la naturaleza! Ellas, son porteadoras
de columbogramas con arito en la patita... ¡Bien!, y como iba diciendo, cuando
mi condado deje de pertenecer al reino lo primero que haré será pintar todo de
negro....pero... ¡ah!..., ¡mi gusto por las aves!...este gusto mío por las
aves: al verlas libres volando, sometidas a mi ingenio o servidas en bandeja
para ser devoradas..., ¡Sí!, todo un gusto exquisito y refinado por las aves. ¡Bien!,
y como iba diciendo yo, ¡Pintaré todo de negro!, o más bien decir que yo
ordenaré tal mandato allá por donde me expansione
CORAX: Es el color claro
y definitivo de la victoria, ¡sin duda!, ¡el negro!...; de todas maneras es
como si en realidad el reino ya dejase de ser reino. Este condado brilla ya con
luz propia, y nunca mejor dicho, y dicho sea por el contraste. Puede si quiere
su señoría, ya y entonces así dando por entendido..., puede empezar a pintarlo
de negro todo y no tener que esperar a que...
ESCARPÍN (Grita): ¡Hay que esperar a la oficialidad para
poder pintar todo de negro!
CORAX: Pues la verdad que
no entiendo yo esto...
ESCARPÍN (En voz muy
baja. En la interrogante finalizadota chilla): Estas cosas no están hechas para
ti sino parta los de mente más abierta y rigurosa que entendemos las pautas del
juego. Pero..., ¿De qué victoria hablas?
CORAX: ¡De la nuestra!,
sin dudarlo...,bueno..., de la de su ilustrísima
ESCARPÍN :¡ Nadie sabe
mejor que yo las penurias que he pasado! ; pero ahora aquí estoy y me haré amo
y señor de este hemisferio y lo pintaré todo de negro. No se trata de una
victoria sino más bien de un sometimiento en torno a una sensación de oscuridad.
Se lo pensarán dos veces los instigadores..., para que así no de pie a ninguna
revuelta. Todo por el miedo. Miedo al despertar y verlo de nuevo todo oscuro. De
hecho, esto se hizo así siempre en la historia de la humanidad y demás seres
vivientes. ¡Será el definitivo sometimiento de mortales!
CORAX: Aún así, y si me lo
permite, debemos de tener cuidado...
ESCARPÍN: ¡Descuida!, yo
no soy ningún necio ni presumo de serlo. No bajaré el listón de las debidas
consideraciones de las armadas disposiciones. Tendré un ejército numeroso en
cantidad e invencible, pues imaginaros..., ¡todo de negro! No tendrán ni idea
de por donde va a salir la espada...
CASTORIUX: Desde luego
que es una idea brillante
ESCARPÍN: ¡Ya!, ¡claro!...,
¡brillante!..., pero... ¡qué ocurrencias!, en tal caso será siniestro su acto y
su sacrificio vuestra gratificación. ¡Bien, Castoriux!..., veo que ya estás
ahora totalmente integrado en nuestra sociedad. Habla si quieres, que yo
permito hablar, para que luego no se diga, hasta permito que se me interrumpa
CASTORIUX: Al principio
fue dura la hospitalidad con la que fui recibido por vuestro jefe militar Corax
aquí presente. ¡Cien latigazos nada más y nada menos! ¡Creía ya morirme!, y
vino luego que donde fue y así que arrojado sobre mi camino un manto sombrío henchido
de cuervas y cuervos, hienas, chacales y serpientes de cascabel. Viéndome ya
con pie y medio en el mundo de los difuntos, esperando a que esas monstruosas
criaturas me devorasen, y cuando ya no quedaba esperanza alguna fue que
aparecieron ante mi como eunucos, odaliscas y concubinas que salían de esas y
esos bichos, y que al principio pareciere que brotasen de la pérfida
imaginación humana que retuerce el alma en el abrazo de las bestias, Me asearon
y me cuidaron durante tres días de placer mientras me leían un libro que parecía
salir del firmamento más limpio y claro y...
ESCARPÍN: ¡Bien!, ya es
suficiente. Y así te convertiste en un castor guerrero que nunca abandonará a
su amo, resumiendo. Mas, ¿Qué es mejor decir que convertir si no?..., acaso sea
un proceso de asimilación natural tal vez y nada menos, una devoción a mi
persona...
CORAX: A mi ya me parecía
que lo de la dentadura tan afilada que poseía y de hecho posee era ello una
señal de devoción.
ESCARPÍN: ¡No te
confundas!, las palabras son ambiguas, tanto valen para construir como para echar
tierra abajo lo construido con esfuerzo y mérito requerido. Hablando claro y
sin ambages... ¡aquí la única devoción es la mía para conmigo mismo! Lo demás
será sumisión a mi persona..., de hecho vosotros ya no tenéis escapatoria.
Estáis rendidos a mis pies. ¡Arrodillados ante mí estáis y así siempre
permaneceréis cuando habléis conmigo!, pues ya bastante suerte tenéis con que
os deje hablar y hasta el hecho de dejaros que me interrumpáis. Pero dime,
Castoriux, ¿es tan divertido Causto Lígito como dicen?
CASTORIUX: Pues verá, su
ilustrísima, a mi no me lo parece, aunque yo de esas cosas y modernidades de la
corte real no entiendo.
ESCARPÍN: ¡Bien!, veo que
llevas adosado al cuello lo que te pedí que trajeras del castillo del rey.
¡Dadme el pergamino!
CASTORIUX (Aparte): ¡Qué
miedo!, creía que lo perdiera, y es que... no me acordaba que lo llevaba
colgando del cuello.
ESCARPÍN (Grita): ¿A qué esperas? ¡Maldito seas!
CASTORIUX: (Temblándole
las manos): ¡Ah!, los poemas..., ¡sí!... ¡como..., no!..., su ilus..., ilustrísima...
ESCARPÍN : ¡Bien,
veamos!, primero leeré yo para mi mismo...y luego...,si tal lo recitamos...a ver...,uno
de estos cualquiera...,a ver...por aquí abajo...,por donde se empiezan a
construir los castillos...
CASTORIUX: Yo no sé leer
y menos para mi mismo...
ESCARPÍN: Pues bien te
pudo enseñar ese rey tan vanidoso
CASTORIUX: La verdad es
que yo era nuevo allí. Pero pudiera haber aprendido si por allí siguiera, menos
mal que estoy aquí y ya soy un castor. Es un rey que enseña a leer el rey de
Fontipanerika, Causto Lígito, para más señas.
ESCARPÍN: (Leyendo para
sí mismo)
“Este ramo de rosas
Ya lo dejo...,
No vino a recogerlas,
…lo aparto en esta orilla
A ver si viene de una vez...
ESCARPÍN : (Partiéndose
el alma de risa) :Ja, ja, ja ...ja, ja ,ja...ja, ja, ja...¡huy!....ja, ja, ja..¡y
es que no puedo más!...ji, ji, ji...,ji ,ji, ji...
...antes de que se marchiten,
y yo mientras
Me quedaré en esta
Castillo a ver si se me aclara
Mi lírica quebrada...”
ESCARPÍN: (Continua partiéndose
el alma de risa con la misma cadencia): Ja, ja, ja...ja, ja, ja...ja, ja, ja...
¡huy!....ja, ja, ja... ¡y es que no puedo más!...ji, ji, ji..., ji, ji, ji...
CORAX: ¡Le va a dar a su
ilustrísima algo!
ESCARPÍN: ¿Eh?, cómo... ¿alguien
me va a dar algo?..., ¿un regalito?... ¡que venga enseguida!...yo gusto mucho
de los regalitos que a mi me son regalados.
CORAX: Por las risas me
refiero... su ilustrísima, pero... ya es
agua pasada..., veo que ha recobrado el real y debido conocimiento que se
requiere
ESCARPÍN: ¿Agua pasada?
CORAX: La de los molinos,
su ilustrísima..., la de los molinos
ESCARPÍN: ¡Ah!...ya
entiendo..., ¡está bien!..., no te preocupes..., esto...., quiero decir...no te
creas más listo que yo. Estaba con la mente en estas cosas de la poesía. Pues
debes saber que yo fui un gran poeta. Estos versos de Causto son una auténtica
basura.
CORAX: ¡Si usted lo
dice!, su excelencia...
ESCARPÍN: Pero de esto ya
hace muchos años. Tengo en mi baúl de los recuerdos de la adolescencia algún
que otro poema
CORAX: ¡Pues vaya!
ESCARPÍN: ¿Pues vaya?....
¿y que quiere decir ese...?, ¡pues vaya!
CORAX: ¡Oh!, nada su
excelencia..., que todo va bien
ESCARPÍN: En fin, así
espero...pero... ¿qué ocurre?
(Golpes en la puerta.
Tres puñetazos. Suena un cencerro por respuesta. Entra un mayordomo)
MAYORDOMO: ¡Su
excelencia!, su hija ya ha llegado del marquesado. Dice si puede entrar
ESCARPÍN: ¡Mi hija!,
pero...si ha llegado antes de tiempo
(Usurbina, la hija de
Escarpín, conde de Panerikafonti se cuela y entra en la sala de las palomas)
USURBINA: Hola
ESCARPÍN: Pero..., ¡hija
mía!...como te cuelas así... ¡oh!...es que ya no hay respeto
USURBINA: A mi también me
gusta venir al palomar como a ti. Pero, ¿quién es este hombre con dentadura tan
afilada y seductora?
ESCARPÍN: ¿Cómo?, pero...tú
que dives...hija mía..., yo a ti te quiero..., esto son cosas de política
USURBINA: Pues debe
representar a una política sensualizada
CASTORIUX: (Feliz como
una rosa): ¡Oh, bella dama!...., es todo un honor para mí...
ESCARPÍN (Gritando): ¿Es que os habéis vuelto aquí
todos locos?
USURBINA: El que parece
enloquecer eres tú
ESCARPÍN (Gritando): ¿Cómo te atreves a filtrar con
este Castor?
USURBINA: ¿Castor?
ESCARPÍN: ¡Esto!...,
Castoriux, quiero decir..., mi hijita
CASTORIUX (Sonriente): ¡Ese
soy yo!
ESCARPÍN (Aparte): Menos
mal que no se ha dado cuenta de que en realidad es un castor.
USURBINA: La vida allí en
el marquesado es aburrida
ESCARPÍN: Es la primera
vez que estuviste allí..., te acostumbrarás
USURBINA : Ya lo creo que
no. Palantrix no era lo que yo creía, gozamos los dos pero nada más
ESCARPÍN (Gritando): ¡Descarada!...
¿Cómo te atreves?, otro padre y te crucifica, ¡Sal de aquí inmediatamente!
USURBINA: ¡Está bien!, me
iré, que una hija tiene que tener respeto por su padre, pero si las cosas
siguen así me iré...
ESCARPÍN (Gritando): ¡Ya
hablaremos!
(Sale Usurbina)
ESCARPÍN : ¡Bien!,perdonadla...,tuvo una...,mala noche seguramente,
pero...bueno...en fin...necesito calmarme
CASTORIUX (Sonriente):
Una hija muy guapa tiene usted, ilustrísima)
ESCARPÍN (Gritando y escupiendo a Castoriux): ¡Cállate!
CASTORIUX: Sí..., su
ilustrísima
ESCARPÍN : No sé yo si
estás tú del todo domesticado...en fin. Por lo que estábamos aquí. Así que
Causto Lígito suspira por una tal Mougadiviche de la que dice que es reina del
país de las sirenas. Eso me es conocido, porque de hecho yo conocí a una
Mougadiviche que a veces decía esas cosas, pero a vosotros no tengo que decir
nada más de ello. Se pone esto interesante a la vez que confuso y peligroso. Tengo
que pensar bien las cosas antes de actuar

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