(Lago cálido del exterior
de la cueva de Mougadiviche. Están Mougadiviche, reina del País de las Sirenas
y Halmagetón, asesor militar del reino de Mougadiviche)
ESCENA IV
MOUGADIVICHE: Bien
Halmagetón, de este reino tu eres el bicho macho en el que aquí más confío
HALMAGETÓN: Gracias por
el cumplido
MOUGADIVICHE: No, no te
creas que es eso, la reina del país de las sirenas no necesita adular a nadie.
HALMAGETÓN: Cuando hablas
de bicho, ¿no incluirás entonces a los machos humanos?
MOUGADIVICHE: Pues claro
que si. Los pajes y oficiales son simpáticos pero no llegan a tus alturas. Para
mi es como si todos fueseis hijas e hijos míos. Renuncié a mi pasado y
fabriqué una antorcha con mi cuerpo que iluminase el camino en medio de la
noche.
HALMAGETÓN: ¡Sabia
decisión!
MOUGADIVICHE: Luego
apareciste tú
HALMAGETÓN: De eso me
acuerdo. La primera vez que te vi no se borrará de mi memoria
MOUGADIVICHE: Bien, veo
que captas muy bien lo que quiero decir. ¡Es admirable tu vuelo! Pero comenzaré
por el principio
HALMAGETÓN: ¡Eso es!,
como la historia...
MOUGADIVICHE: Cuando era
niña mi familia de la que ya no me acuerdo, pues ese es el precio que hay que
pagar por ser reina de este país...
HALMAGETÓN: ¡Horrible!
MOUGADIVICHE: ¡Oh,
trágico destino que te retuerces en mis senos!, ¿porqué vino a mi esta prueba? Tú
lo comprendes muy bien porque estabas anteriormente presente en mis sueños.
HALMAGETÓN: Eso me tienes
así ya comentado, una gran dicha y honor para mi cuerpo de halcón.
MOUGADIVICHE: Pero yo te
decía..., yo te iba diciendo..., ¿dónde yo iba? Es que verás, ¡son tantas las
emociones! Como sabes estoy ensayando el papel de mi vida
HALMAGETÓN: ¡Si!, y ya
comentaras que cuando eras una niña tu familia practicaba el arte de la
cetrería y que lo sabes por un libro.
MOUGADIVICHE: Sí,
gracias, mi querido Halmagetón, cuando acabemos con esto me convertiré en
halcona para ti y haremos el amor
HALMAGETÓN: ¡Será para mi
un honor!. La pena es que no pueda ser al revés...quiero decir...convertirme yo
en rey y tu como estás ahora.
MOUGADIVICHE: No debes de
desear con vehemencia aquello de lo que la naturaleza no te dotó o que es de
difícil solución.¡Bien!, estaba yo haciendo el amor...,esto...¡no!,
perdón...,estaba yo en que cuando era una niña y al tiempo de hacerme mujer
entro en mi vida un extraño ser... Esta parte ya la ensayé mas veces con
Surtilandia. El caso fue que entró en mi vida un extraño ser y embaucó mi
corazón. Decía que debía ayudarle, que se encontraba solo en este mundo. Era él
un hombre que vestía de negro y que ya anteriormente había entrado cuando era
niña en mi vida en un sueño en el cual era portador de un a guadaña y que se
alejaba cuando a mi me vio, como si fuese la cosa de que me hubiese perdonado
la vida. El caso es que volví a ver a ese hombre pero ya no en sueños sino en
la realidad pasados unos años. Él robó
mi corazón con cantos lastimeros e invocaciones al amor en juegos adornados con
la bella palabra. Hechos y palabras que me condicionaban de tal manera que lo
que parecía un inmenso fervor de pasión en un apacible día de invierno se
transformó en una agonía.
HALMAGETÓN: ¡Vaya
pues!..., ¡qué dolor!, ¡pobre!..., ¡oh, mi querida Mougadiviche!, déjame
abrazarte
MOUGADIVICHE (Abrazando
al halcón): ¡Oh, mi lindo jilguero!...bien..., esto..., debo seguir con el
relato. ¡Despeguémonos!
HALMAGETÓN: ¡Como quiera
la reina!, ¡siempre según y hacia donde vaya el viento y sus caprichos, mi majestad!
MOUGADIVICHE: ¡Qué bien
nos entendemos!
HALMAGETÓN: ¡De
maravilla!
MOUGADIVICHE: Bien, recordabas
tú y con buen criterio que aparezco en un libro de voz anónima
HALMAGETÓN: Eso del
anonimato no lo dijeras.
MOUGADIVICHE: ¡Lo digo
ahora! En la página mil quinientos noventa y siete párrafo décimo y tercero
aparece escrito.” Y la niña de rizos de oro cuando se acercaba en el carro de
fuego tirado por bueyes alados sonreía y sus hinchadas mejillas soplaban
misterios .Aparecían entonces distintas aves de presa que pareciera como si
quisieran amamantarla cuando ya no era necesario”. Esa era yo de niña, ¡Halmagetón!
Lo sé por lo de las mejillas y los misterios
HALMAGETÓN: Siendo así
nada más que decir por mi parte al respecto. Viniendo de ti yo te creo, y es un
honor para mi...., pero..., ¡Mougadiviche!..., ¡oh!, ¡cuánto debiste de sufrir!
Así que entonces fuiste, y cuando ya te convertiste en mujer, seducida por un hombre
vestido de maligno...; ¡perdón!..., un joven vestido de negro...
MOUGADIVICHE: (Grita
desgarradoramente): ¡De nombre Escarpín!...para más señas
HALMAGETÓN: ¡Vaya!, me
acabas de dejar de piedra...,, ¡Escarpín!..., ¡Maldito sea!, ¡tienes que
aplastarle!...,¡dime!....¡que te hizo!
MOUGADIVICHE: Yo también
me dejé hacer. En realidad ni me hizo nada bueno ni nada malo. Se aprovechó de
mi inocencia para, y según dice el libro seducir a las aves de presa de mejores
condiciones de mi familia.
HALMAGETÓN: ¡Qué horror!,
¡maldito Escarpín!
MOUGADIVICHE: Un día le abandoné,
pues él no dejaba de fornicar con hienas, chacales, cuervas y cuervos de insoportable
hedor.
HALMAGETÓN: ¡Maldito
Escarpín!
MOUGADIVICHE: Atravesando
la selva cubierta de densas rocas de árboles amatorios, unidos en sus despensas
entrecruzadas por ramajes de los que se desprendían los cien mil sabores del
paraíso. ¡Un grito de amor!, ¡eterna sutileza de miga de pan que alimenta!...,
y una hoja que se desprende y cae ligera, al vacío, para ser aprovechada por
ínfimas especies que se enredan en las raíces y se fortalecen afortunadas de
tal ligero desprendimiento, como una suave caricia que alivia el dolor de las y
los mortales.
HALMAGETÓN: ¡Qué extraña
sensación de consuelo que brinda la naturaleza!. ¡Qué sensaciones tan placenteras!.¡Cuanto
mal te debió hacer él padecer!
MOUGADIVICHE: Se aprovechó
de mí para hacer amistades con la alta alcurnia de tan variadas especies que
dormitaban en el castillo de mi familia, de la que solo tengo referencia por
ese libro pero que se hace evidente su realidad en mi condición y existencia. Así
pues, un día indeterminado despiertas y te adentras en la jungla tu sola y
naces de nuevo cuando sales de ella para volver de nuevo otra vez, pues su
hechizo es tan sublime que no ofrece resistencia el vuelo...; y siendo así que
una no puede más que dejarse llevar por el amor que a ella le fue sustraído. Inventa
entonces en su mente una salida para la abominable infamia de mortales y sucede a veces que el
alma se deja llevar por el abandono de sus necesidades para habilitar la
composición de las otras sin las cuales no podría vivir.
HALMAGETÓN: ¡y porqué ese
sacrificio!, ¡no lo entiendo!. Pero...., ¡Qué amor tan sublime parece contener!,
¡invita a tal desprendimiento!, ¡gloriosas las voces que desde el firmamento
invitan a tales pasiones de sobrecogimiento y dignidad!. Mougadiviche,...,
desde que yo te veo la vida para mi recobró un nuevo sentir. Ahora es todo como
un juego divertido
MOUGADIVICHE: ¡Ya!...,no
sé...
HALMAGETÓN:¡Oh!...así
debe ser.
MOUGADIVICHE: ¿Cómo un
juego?
HALMAGETÓN: Bien, no sé,
la cosa será entonces más seria. Eso de la magia..., pues..., pues es así que
debido a las adversidades es cosa de convertir piedras en panes de sabia
ingeniería. Hay mucha miseria en el planeta tierra.
MOUGADIVICHE: Veo que
entiendes perfectamente de qué va esto. ¡Ah...,sí!, y es que las y los de tu especie sois
formidables, un vuelo en caída acelerada y certera en el punto de mira, con
decisión y sin amilanamiento. Yo vengo a este mundo para traer un poco de
dignidad
HALMAGETÓN: Sea así cierto o no sea bien será el creerlo
así que sea
MOUGADIVICHE: Veo que
entiendes perfectamente de qué va esto, vuelvo a insistir para dejar bien claro.
Vosotras, aves de presa que os alimentáis de otras cumpliendo el ciclo de vida,
algún día dejareis esta condición esclava y subiréis con vuestro aleteo a las
más honrosas cumbres de un nuevo amanecer. Pasarán días y noches de meditación
y bajaréis con vuestro ardor guerrero para llegar a un paraíso de amor donde la
vida descansa apacible del efecto transformador, convertida a capricho de sus
sueños en una nueva realidad con fundamento. Entonces comprenderéis que son
vuestros amigos los petirrojos y las culebras también.
HALMAGETÓN: Sea así
cierto o no sea bien será el creerlo así que sea. Repito de nuevo, porque bien
vale también para esta ocasión este estribillo popular .
MOUGADIVICHE: Y ahora, ¡vayamos
al fondo del asunto!
HALMAGETÓN: ¡Pues vayamos
entonces!. Pero...¿está muy al fondo?
MOUGADIVICHE: ¡Tengo una
nueva misión que encomendaros!,pero antes...
(Suena una caracola. Entra
Pipulo, paje menor de
Mougadiviche)
PIPULO: ¿Qué desea su majestad?
MOUGADIVICHE: ¡Simpático
paje!,que entre el bufón
(Entra Bubobibo)
BUBOBIBO: ¡Aquí estoy su majestad!,
siempre con el ánimo puesto en servicio fiel al público con merecimiento si de
ellas y ellos una sonrisa, un acertijo o un indicio de nueva pasión entrasen en
sus molleras .Pero ahora, y siendo tan reducida la audiencia aquí sentada, ¿desea
su majestad que haga esas cabriolas que tanto le gustan?, ¿o desea alguna otra
cosa en especial que salga de su gusto tan exquisito?
MOUGADIVICHE: ¡Canta una
canción!
BUBOBIBO:
“¿Qué hay en el mar
Que perdió en su interior la botella
Y con ella el mensaje
Que en código secreto se adjudicó?
Fuese acaso tal misterio
De un fuego tan ingenuo
Que el efecto de tan suave licor
El mensaje descifró
Pero la botella no apareció?”
MOUGADIVICHE: ¡Puedes
retirarte!
BUBOBIBO: ¿Bonito?
MOUGADIVICHE: ¡Bonito!
HALMAGETÓN: ¡Bonito!
(Sale Bubobibo)
MOUGADIVICHE: Pues bien,
decirte antes de nada que debemos mantener con precaución una de nuestras máximas
cartas a favor, la de que nadie sepa nuestra posición. Ahora bien, debemos de
andar con mucho cuidado, pues aunque bien sabéis de mis habilidades de bruja
Escarpín también es poseedor de otras, y su pretensión inicial es formar un
ejercito de alimañas para hacer sembrar el terror. De hecho ya ha comenzado y
se divisan por la costa los primeros.
HALMAGETÓN: ¡Entiendo, su
majestad!, ¿y cuál es la misión?
MOUGADIVICHE: Antes, ¡hagamos
el amor!
FIN