CAPÍTULO III EL DIOS FORMOI Y LOS PERROS DE BALLIULKA
Lo primero que pudieron
comprobar tanto Jonás como Hemérito VI a medida que se aproximaban hacia la
isla que tenían más cercana es que ese pequeño pedazo de tierra que parecía
flotar no estaba deshabitado. El sonido era ensordecedor. Entraban por la parte
noroccidental de la isla, por una pequeña cala que estaba plagada de perros grandes
como el doble de dos mastines, con cabeza que parecía la de un león y que no
paraban de ladrar, venga una vez y otra tras otra. Estaban ya a tan solo una
media milla romana de la tierra, es decir, a unos setecientos cincuenta pasos
antiguos más o menos. Era la hora del mediodía de un día soleado, cuando el sol
golpea con fuerza en un día despejado
-Bien, no nos debemos
dejar llevar por el nerviosismo, daremos la vuelta a la isla-decía Hemérito VI
a Jonás, estando ya tan cerca de la isla-
-¡Como no sea nadando!,
este barco ya no puede más, de hecho debemos de abandonarlo, ¡mira hacia popa, Hemérito!,
entre la sobrequilla y el codaste presenta una abertura, el agua está entrando
de repente a toda prisa, ¡en breve nos hundiremos del todo!
-¡Pues a nadar sea
entonces, Jonás!
-¿Y echarnos al agua
en estas latitudes donde lo desconocido puede ser mortuorio?, ¡no!, rememos en
dirección a la orilla hasta donde podamos.
No es culpa de Jonás,
pues en la vida nos enseñan ahora igual que antes que hay que temer de lo
desconocido. Sigamos pues con la conversación que tuvieron tan singulares
personajes.
-¡Esas bestias son
terroríficas!- replicaba así Hemérito VI a Jonás-
-No lo sé, pero
debemos explorar, a mi más bien me parecen pacíficas, y por su fisonomía se
asemejan a los perros de Balliulka
-¿Tu crees, Jonás?, de
todas formas saber que son ellos dichos perros en nada consuela
¡Ah!, los perros de
Balliulka. Así nos cuentan Jonás y Hrmérito acerca de estos animales que eran
guardianes del antiguo templo del Dios Formoi. Pero si era cierto como decía Jonás
que eran esos los perros de Balliulka cabe entonces hacerse una pregunta, ¿qué
hacían en la isla los perros de Balliulka?
El Dios Formoi, quien
protegía los espíritus de los muertos y las muertas, y tenía santuario allá en
el lago de Oximbal , en la villa de Balliulka,
en el actual estado de Digamndia
en el golfo de Bardenia; y así mismo que era protegido por estos singulares
guardianes del templo que no paraban de ladrar cuando algo les incomodaba, según
nos cuentan los libros, y así mismos las gentes del lugar, pues por cualquier respuesta requerida por las
gentes foráneas del por qué de esos perros, señalizaban las y los lugareños
unos viejos pergaminos escritos en unos códigos indescifrables para quien así ,
y viniendo de fuera, visitaba el santuario con la intención de suplicar al Dios
Formoi por el alma del ser querido. Se mostraban inofensivos aunque no dejasen
de ladrar. En la antesala del descansar después de la vida terrenal se situaban,
y si la o el visitante con su imaginación supiese descifrar el código secreto impreso
en el papiro, ¡entonces sí!, entonces dejarían de importunar y de ladrar hacia
la persona en cuestión. Los perros de Balliulka y el templo de Balliulka en
veneración al Dios Formoi..., y también
a otras dioses y diosas menores, que al igual que Formoi protegían los espíritus
de las muertas y los muertos, pero en estos casos no eran personas las vidas de
las almas sucumbidas. Así era el caso de la Diosa Tifí con la
veneración hacia los difuntos saltamontes, el Dios Rnati para con las salamandras o el Dios Pata, el dios de los
escarabajos. Era y es el templo de Balliulka
una enorme mole artística y arquitectónicamente hablando muy interesante; con
una policromía en sus detalles interiores espectacular. Es esto así que se deja
ver tal condición en los frisos enormes de elefantes, mezclados con figuras fálicas
y semillas de múltiples colores colgando de árboles con formas humanas sensuales
en sus trazos amatorios, representaciones de la vida anterior de seres
convertidos ahora en espíritus de diferente condición social, que figuran estampados
después de que la carne se pudriera y solo quedara el alma.
Fue hecho el templo
sobre una excavación con tendencia vertical y orientada en el sentido de la trayectoria solar, es decir, de Este a Oeste. Por
la parte externa del templo las paredes del santuario presentan innumerables estatuas que representan los
diferentes avatares encarnaciones terrestres de las
diosas y dioses allí venerados y veneradas. El santuario, aparte de lo ya
comentado por su singularidad ofrece otro elemento descomunal que es una torre adosada
en el extremo izquierdo de su plano frontal, una torre que se eleva hasta los
veinte y siete metros de altura, ¡ni más ni menos!. Cuando el turista llega a
la villa de Balliulka y se aproxima
al lago de Oximbal , si se
detiene en el cerro de Parimbima que está a tan solo kilómetro y medio del
templo puede observar que ,debido al efecto óptico originado por la luz que atraviesa
seductora e inflamante las distintas capas de aire, da la sensación al conjunto
final como si flotase sobre el lago, lago que se dispone horizontal con
respecto al monumento sagrado. Un templo exquisito y poli cromático, que
recuerda a esos templos propios del hinduismo con varios recintos que
protegen a las almas más cargadas de fervor meditativo. Esparcidas por el suelo
aparecen las semillas que se dispersan a modo de ofrendas con las que venerar y
alimentar el orgullo de las divinidades: flores dispuestas en guirnaldas o sueltas
en su uso de la libertad, frutos abiertos con aromas penetrantes, poemas escritos
en lenguas incomprensibles y otros descifrables pero inacabados, pañuelos de
seda sin ser usados jamás, anillos de plata con incrustaciones de alabastro,
monedas de oro con acuñaciones de diferentes imperio y de brillo abrasador, o
coronas de laureles y espigas de trigo a modo de collares son, entre otras
cosas, las múltiples ofrendas que se dispensan por las y los visitantes del
santuario dedicado principalmernte al Dios Formoi, que protege los espíritus
de las y los humanos muertos, pero también a la Diosa
Tifí que protege los espíritus de los saltamontes, el Dios Rnati que protege los espíritus
de las salamandras o el Dios Pata que protege los espíritus de los escarabajos
entre otras y otros. El recinto
central del templo es el núcleo principal y se dispone circularmente. Está
dedicado por completo a Formoi. Se halla dicho recinto rodeado de una gran balaustrada
circular de mármol, y subido en su parte interior a un pedestal doble colocada
se halla tal divinidad; un pedestal que está adornado con relieves de
serpientes que luchan y se entrecruzan entre sí. Así pues, ya sabemos algo,
aunque muy poco la verdad sea dicha de los perros de Balliulka. Hay otro hecho
que concierne a estos perros que llegados a este punto creo que es conveniente
destacar. Los perros de Balliulka una noche escaparon del templo, hartos de ser
perros que solo vigilasen la figura fosilizada de un Dios; esto es lo que así
se cuenta en los libros sagrados y mitológicos referentes al Dios Formoi y el
templo donde se le venera, en la villa de Digamndia en el golfo de
Bardenia. Bien puede valer ahora, pienso yo, para continuar así y de
nuevo con la conversación que mantuvieran Jonás y Hemérito VI cuando se
encontraban con la disyuntiva de si entrar a la isla por su parte más
noroccidental, donde se encontraban los perros, o explorar la isla rodeándola,
aunque esto se tuviese que hacer nadando.
-Si como dices son los
perros de Balliulka –decía Hemérito
mientras ambos remaban con fuerza y desesperación, pues el agua se iba
acumulando dentro de la pequeña barca cada vez más y más- , si ello es así,
pues resulta que el peligro no deja de existir, ya que ninguno de los dos
sabemos descifrar el código secreto para apaciguar a los perros.
-Pues igual te
confundes-decía ahora Jonás cesando ya de remar, pues era cosa inútil, por el
hecho de que casi les llegaba el agua hasta la cintura-, además, ¡todo esto es
estúpido, debemos de tirarnos al agua!
- ¿Sabes descifrar el
código?
-Piensa una cosa...,
-volvía a hablar Jonás mientras el barco estaba ya hundiéndose y ambos flotaban
sujetos al esqueleto del navío- ¿para qué hace falta descifrar el código si no
hay templo, pues sabido es que los perros de Balliukla de allí se escaparon?
-Eso de que de allí se escaparon se hace evidente ya
no solo en las escrituras, y desde hoy más
aún por haberlos hallado si estos son los perros, pero no deja de existir la
duda de si ahora guardan otro templo-replicaba Hemérito VI-
-En cualquier caso es
una duda de tal belleza y magnitud que maravilloso será despejarla, ¡Vayamos
pues, nademos hasta allí!
-Nademos pues, pues
otra cosa no podemos hacer y despejemos entonces la duda, ¡me has convencido!
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