ACTO III
ESCENA X
(En el País de las Sirenas. En la entrad
sur al lago del Deseo. Están Escarpín, conde de Panerikafonti y Corjovine,
oficial militar del condado de Panerikafonti)
ESCARPÍN: Bien, nos hallamos en las
mismísimas puertas del Lago de los Deseos, el reino de Mougadiviche se rinde a nuestros
pies, ja ,ja, ja..., es la hora de la solución final. ¡Mirad como alegres y
joviales se posan en las ramas de los árboles con sus picos sangrientos, contemplar
esos trozos de carne que se desploman de sus bocas desde las ramas más gruesas
para caer como plomos de guerra y colgar
de las ramas horizontales y tendentes a la curvatura por ser más jóvenes. Esas
ramas porteadoras de la misma carne que trincha la jabalina y se queda ella
pegada como si fuese la hora de comer parta las bestias de la tierra, ja, ja, ja...Contemplad
el agua de ese pequeño riachuelo casi seco como baja ahora en rojas tonalidades
de sangre que al chocar con guijarros, rocas y otros elementos naturales ofrece
distintas formas en su deslizamiento. ¡Ah!, son las imágenes del sometimiento de
los y las mortales al feroz designio de quienes como yo somos defensoras y
defensores de los grandes imperios que nacen para preservar la condición divina
de un solo Dios Todopoderoso único y verdadero. ¡Corjovine! .¡Ah, estos
cuervos!, supongo que estarás contento, pues pasaste hace poco menos de un mes
de ser sargento a general militar, sustituyendo a Corax. Así es como recompenso
yo a quienes descubren las traiciones que se forjan en las campañas militares
CORJOVINE: Bueno, lo cierto es que el mérito
es suyo, su excelencia, por haber desconfiado a tiempo de Corax...
ESCARPÍN: ¿A tiempo?, también te vigilaré
a ti, no lo dudes.
CORJOVINE: Sabré estar a la altura de los
acontecimientos
ESCARPÍN: ¡Eso dicen todos mis machos
generales y oficiales!
CORJOVINE (Desenvainando la espada): ¡Yo te demostraré que soy diferente!, y para
que veas lo diferente que soy ahora mismo...para que veas lo diferente que
soy...
ESCARPÍN: ¡Alto!, ¿qué vas a hacer?,
¡no!...¡por favor!
CORJOVINE: Para que veas lo diferente que
soy...
ESCARPÍN: ¡no prenderás atentar contra mí!,
no saldrás con vida..., de aquí
CORJOVINE: Para que veas lo diferente que
soy en honor hacia su devoción y con ofrenda a su persona, en este acto yo...
ESCARPÍN: Pero...¿qué vas, qué vas a hacer...?
CORJOVINE (Colocando la mano izquierda en
un tronco de árbol cortado): ¡En honor y como ofrenda a su persona...!
ESCARPÍN: No entiendo...
CORJOVINE (Apunta con la espada a la mano
izquierda y el filo de la espada desciende): ¡Esta mano que me sobra ahora es
para ti!...¡Ah, dolor!...,cortada está...¡es toda tuya!
ESCARPÍN: ¡uf!...bien...esto...,
ahora...entiendo. Bueno..., en fin..., ¡pues!... ¡carambas!, la verdad, la
verdad es que no esperaba esto...pero... ¿podrás ahora?...en fin..., tu deber
ahora es seguir e la batalla..., y no sé si así...
CORJOVINE: Es tanta la admiración por
usted y los deseo s de victoria, que ni me duele este episodio
ESCARPÍN: ¡Bien sea entonces!
CORJOVINE: Pero, ¡observad!, parece como
si algo emergiese del lago...
ESCARPÍN: ¡Oh!, pero...,pero si ahora...,
pero si. ¡Por Dios Todopoderoso!.
CORJOVINE: ¡Un campanario antiguo enorme!
ESCARPÍN: ¡No!, ¡en los árboles!, ¡mirad
hacia allí!, pero...¡oh!, ¿qué es eso?.¡Los árboles!...,pero...¿qué es lo que
ocurre?, ¡ahora los cuervos se retuercen!
CORJOVINE: Columnas jónicas , estatuas de bronce y marfil...
ESCARPÍN: ¡Están cayendo de las ramas!
CORJOVINE: ¡Como las manzanas!, si no se
recogen a finales de verano caen en otoño
ESCARPÍN (Aparte) : ¡Vaya!, parece que
con la pérdida de su mano izquierda aumenta en él el ingenio
CORJOVINE: Pero...,¡oh...no sé que me
ocurre, me...encuentro...débil...
ESCARPÍN: ¡Oh, Santo Dios!, pero..., si
te estás, te estás convirtiendo..., ¡en un cuervo diminuto!
CORJOVINE: ¡Por piedad!, ¡sacadme de
aquí!
ESCARPÍN: ¡Mis legionarios guerreros!,
pero...¡no puede ser!, ellos también, ¡oh!,, ¡qué dolor siento en el pecho!
(En el País de las Sirenas. Centro del
Lago del Deseo, al lado de la cueva de la reina. Están la propia reina
Mougadiviche; Surtinailda, camarera real del reino de Mougadiviche; Halmagetón, asesor militar del reino de Mougadiviche; Bubobibo cómico de la
reina; Olmo,
planchador de camisas del reino de
Fontipanerika y Priscila, vigilanta mayor del reino de Fontipanerika)
SURTINALDIA (Llorando): ¡Oh, mi querida reina!, y por si hubiese aún
alguna dudas, ¡tú eres una diosa!
OLMO (Llorando): ¡Reina y hermosa!
HALMAGETÓN (Gritando):
¡Viva la Diosa Mougadiviche !
PIPULO (Gritando): ¡Reina
y diosa, nuestra madre generosa!
POPULO (Gritando): ¡Madre
y diosa y reina generosa!
PRISCILA: ¡A ti devoción
eterna debida!
BUBOBIBO:
“Reina y diosa,
Madre de todas las cosas
Con reyes se debe casar
Para así gobernar en la
ara
De tanta majestuosidad
Y con todas y todos
fornicar.
Madre espectral que
ofreces tu amor carnal
En aras del amor
universal”
MOUGADIVICHE: Bien, en realidad yo soy
una pieza más de todo esto. Las cosas tenían que suceder así y así sucedieron.
Ahora lo importante es comprender que todo esto significa que Causto Lígito
está vivo
(Entran Pípulo y Pópulo)
PIPULO (En cabriola de alegría) ¡Noticias nuevas y buenas, su majestad! Las tropas de Escarpín se repliegan mientras van cayendo por el camino de retirada como si frutas podridas fuesen de un árbol deprimido
MOUGADIVICHE: ¡A tanto llega la
buenaventura que bienaventurada sea!, pero..., en estos momentos debemos
acordarnos de los hombres y las mujeres que han caído, como es el caso de la
sobrina del rey con quien me voy a casar Causto Lígito.
( Salen Pípulo y Pópulo. Se produce un
silencio y se oyen pasos)
PRISCILA: Pero, ¿qué ven mis ojos...?, si
es...
USURBINA: ¡Es el rey!
(Entra Causto Lígito)
CAUSTO LÍGITO: Hola a todas y todos,
vengo, vengo muy cansado pero a la vez muy dichoso y feliz
MOUGADIVICHE: ¡Acércate y
une tu mano con la mía!
CAUSTO LÍGITO: Eso es algo que con mucho
placer para mí se brinda y de lo que me siento muy afortunado.
MOUGADIVICHE: ¡Debes
saber que hemos ganado la guerra!
CAUSTO LÍGITO: Es la felicidad que...
MOUGADIVICHE: Pero debes
saber que has perdido a tu sobrina.
CAUSTO LÍGITO: ¿Cómo?, ¡oh!, ¡no es
posible!, ¡dime que no es verdad!
MOUGADIVICHE: Tristemente
perdió la vida cuando en el pasadizo secreto un torbellino devoró a otras y otros
más, como es el caso de Remulín y Remulino
CAUSTO LÍGITO (Llorando): ¡Mi leal amigo
Remulín!, ¡y mi querida sobrina!, siempre tan reflexiva y entregada hacia el
pacto y el diálogo y ahora su voz quebrada para siempre... ¡oh, mundo cruel que
nos aprisionas!
HALMAGETÓN (Aparte): Unas noticias buenas y otras malas, así es la
vida, y ahora le toca al rey saber asimilar esta.
MOUGADIVICHE: ¡Sentimos
todas y todos tan enorme pérdida!
CAUSTO LÍGITO: ¡Oh!, sí..., ¡gracias!, es
de un dolor abrasador sentir que alguien a quien quieres ya no lo vas a volver,
pero la vida sigue...
BUBOBIBO:
“Reina y diosa,
Madre de todas las cosas
Con reyes se debe casar
Para así gobernar en la
ara
De tanta majestuosidad
Y con todas y todos
fornicar.
Madre espectral que
ofreces tu amor carnal
En aras del amor
universal”
MOUGADIVICHE: ¡Oh!, sí,
Bubobibo, peo debemos dejar pasar este momento de dolor, y en su debido tiempo
celebraremos tres bodas juntas, la mía con Causto Lígito; la de Priscila con
Halmagetón y la de Usurbina con Olmo.
CAUSTO LÍGITO: ¡Vaya, Olmo!, perdona,
pero no te había reconocido, espero sepas perdonar las injusticias que contigo
he cometido; de la misma forma que si no me perdonas lo entenderé también.
OLMO: Lo importante ahora es lo que has hecho por todas y todos en este momento
CAUSTO LÍGITO: ¡Qué gran corazón hay
detrás de esa boca!, ¡venga un abrazo!, y tu, Usurbina, hija de Escarpín, me
alegro de conocerte, bella dama.
USURBINA: El placer es mío. ¡Yo y Olmo
también nos vamos a casar!
CAUSTO LÍGITO: Pero, por favor, que no
sea por mí. ¡Que se celebren hoy mismos los paseos fluviales que por aquí
acostumbran en estos casos!
SURTINALDIA: ¡Vivan las bodas y quienes
se casan!
MOUGADIVICHE: Lo que creo
ya llegado conveniente saber es que este reino del País de las Sirenas será a
partir de ahora gobernado por mi hija Usurbina y su futuro esposo Olmo, una nueva
ciudad deberéis de gobernar también, la que ahora se asoma delante de nuestros
ojos.
USURBINA: ¡Oh!, ¡cuanta responsabilidad
así de repente!, pero..., mi querida madre, es un honor para mi
OLMO: Y yo solo puedo decir que la
felicidad inunda mi corazón así como los deseos de llegar a los buenos pactos y
alianzas con otros pueblos de la tierra. Mi más profunda admiración hacia su
persona y enhorabuena a Causto Lígito por su...
(Entran Pípulo y Pópulo. Se produce un
silencio y se oyen pasos que provienen del Sur)
SURTINALDIA: ¡Qué cosas más curiosas!
PIPULO: Por otra parte también llegan
noticias del otro castillo, el de Escarpín, y ocurre exactamente lo mismo de lo mismo.
MOUGADIVICHE: Bueno, pues
estas noticias son esclarecedoras, por fin podemos decir. ¡La guerra ha
terminado y salimos triunfadores y triunfadoras de ella, el mal no pudo contra
el bien!
HALMAGETÓN: ¡Viva la nueva
reina y el rey de Fontipanerika, viva el nuevo rey y la nueva reina del País de
las Sirenas!
OLMO: Pero..., ¡Mirad hacia allí!, ¿quién
es aquel hombre que viene hacia aquí?
PIPULO: Un mendigo de otros tiempos u
otros reinos, sin duda, venía delante de nosotros y al pasarlo nos pidió
limosna. Fijaos bien en sus negros harapos todos desgarrados. Es ciego y anda
casi a rastras.
(Entra Escarpín, conde de Panerikafonti)
PIPULO: Así es, como a nosotros se
dirigía., con esas palabras con las que viene hacia aquí
SURTINALDIA: ¡Se dirige hacia
Mougadiviche!
MOUGADIVICHE: ¡Dejadle
que venga hasta aquí!
ESCARPÍN: Por lo que más quieras, tú que
eres la reina, apiádate de mí, vengo desde el desierto en busca de paz.
USURBINA: Pero..., ¡esas manos!
ESCARPÍN: Era yo un hombre que fui niño
un día y me vi solo sin nadie en este mundo. Cantaba y hacía lindos poemas que
nadie quería escuchar pues de mi decían que no poseía patria alguna.
MOUGADIVICHE: Estas
palabras, es como si me viniera a la memoria a otras palabras de un joven de
otros tiempos...
USURBINA: Esa cara, aunque está mucho más
demacrada..., ¡oh!, pero... ¡no puede ser!
ESCARPÍN: Las niñas y niños que permanecían
bajo el cobijo familiar eran crueles conmigo y de mi se apartaban.
MOUGADIVICHE: Estas palabras, y la forma de expresarse es la
misma que...
ESCARPÍN: Un día cuando estaba dormido me
arrancaron los ojos y se los vendieron a un traficante y a mi me dejaron en
medio del desierto donde durante muchos años fui cuidado por los cuervos...
USURBINA: ¡oh!..., pero...esto es...,
pero si es..., no quiero creerlo pero es, este es mi padre Escarpín
ESCARPÍN: Cuervos que allí habitaban, hasta
que todos murieron, no sin antes advertirme que hasta aquí debía llegar...
MOUGADIVICHE: ¡Oh!, pero
si es...,es Escarpín, pero parece...ahora sí que está de verdad ciego y
hambriento...
USURBINA: ¡Dadme esa antorcha que está en
la entrada de la cueva, Pípulo!
MOUGADIVICHE: Pero..., ¡hija
mía!... ¿qué vas a hacer?, ten cuidado con él. Es peligroso hasta que no se
muera
PIPULO (Entregando la
antorcha a Usurbina): ¡Aquí tenéis entonces!
USURBINA (Acercando la antorcha a
Escarpín): pues ciertamente parece que está ciego
POPULO: ¿Qué le habrá pasado?
MOUGADIVICHE: ¡su propia
mezquindad!
USURBINA: Pópulo, ¡dadme tu espada!
HALMAGETÓN: Pero, ¿qué va esta ahora a
hacer?
USURBINA (Desenvainando la espada): ¡Muere,
padre mío, ingeniero de la maldad!
MOUGADIVICHE (Alzando la
cabeza de Escarpín): ¿Y qué hacemos con esta cabeza ahora?
FIN
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