sábado, 12 de octubre de 2013

FANTASÍA DE CORTE Y NOBLEZA (ACTO III; ESCENA X)





                                ACTO III
                            ESCENA X







(En el País de las Sirenas. En la entrad sur al lago del Deseo. Están Escarpín, conde de Panerikafonti y Corjovine, oficial militar del condado de Panerikafonti)

 

 

 

ESCARPÍN: Bien, nos hallamos en las mismísimas puertas del Lago de los Deseos, el reino de Mougadiviche se rinde a nuestros pies, ja ,ja, ja..., es la hora de la solución final. ¡Mirad como alegres y joviales se posan en las ramas de los árboles con sus picos sangrientos, contemplar esos trozos de carne que se desploman de sus bocas desde las ramas más gruesas para caer como plomos  de guerra y colgar de las ramas horizontales y tendentes a la curvatura por ser más jóvenes. Esas ramas porteadoras de la misma carne que trincha la jabalina y se queda ella pegada como si fuese la hora de comer parta las bestias de la tierra, ja, ja, ja...Contemplad el agua de ese pequeño riachuelo casi seco como baja ahora en rojas tonalidades de sangre que al chocar con guijarros, rocas y otros elementos naturales ofrece distintas formas en su deslizamiento. ¡Ah!, son las imágenes del sometimiento de los y las mortales al feroz designio de quienes como yo somos defensoras y defensores de los grandes imperios que nacen para preservar la condición divina de un solo Dios Todopoderoso único y verdadero. ¡Corjovine! .¡Ah, estos cuervos!, supongo que estarás contento, pues pasaste hace poco menos de un mes de ser sargento a general militar, sustituyendo a Corax. Así es como recompenso yo a quienes descubren las traiciones que se forjan en las campañas militares

 

CORJOVINE: Bueno, lo cierto es que el mérito es suyo, su excelencia, por haber desconfiado a tiempo de Corax...

 

ESCARPÍN: ¿A tiempo?, también te vigilaré a ti, no lo dudes.

 

CORJOVINE: Sabré estar a la altura de los acontecimientos

 

ESCARPÍN: ¡Eso dicen todos mis machos generales y oficiales!

 

CORJOVINE (Desenvainando la espada):  ¡Yo te demostraré que soy diferente!, y para que veas lo diferente que soy ahora mismo...para que veas lo diferente que soy...

 

ESCARPÍN: ¡Alto!, ¿qué vas a hacer?, ¡no!...¡por favor!

 

CORJOVINE: Para que veas lo diferente que soy...

 

ESCARPÍN: ¡no prenderás atentar contra mí!, no saldrás con vida..., de aquí

 

CORJOVINE: Para que veas lo diferente que soy en honor hacia su devoción y con ofrenda a su persona, en este acto yo...

 

ESCARPÍN: Pero...¿qué vas, qué vas a hacer...?

 

CORJOVINE (Colocando la mano izquierda en un tronco de árbol cortado): ¡En honor y como ofrenda a su persona...!

 

ESCARPÍN: No entiendo...

 

CORJOVINE (Apunta con la espada a la mano izquierda y el filo de la espada desciende): ¡Esta mano que me sobra ahora es para ti!...¡Ah, dolor!...,cortada está...¡es toda tuya!

 

ESCARPÍN: ¡uf!...bien...esto..., ahora...entiendo. Bueno..., en fin..., ¡pues!... ¡carambas!, la verdad, la verdad es que no esperaba esto...pero... ¿podrás ahora?...en fin..., tu deber ahora es seguir e la batalla..., y no sé si así...

 

CORJOVINE: Es tanta la admiración por usted y los deseo s de victoria, que ni me duele este episodio

 

ESCARPÍN: ¡Bien sea entonces!

 

CORJOVINE: Pero, ¡observad!, parece como si algo emergiese del lago...

 

ESCARPÍN: ¡Oh!, pero...,pero si ahora..., pero si. ¡Por Dios Todopoderoso!.

 

CORJOVINE: ¡Un campanario antiguo enorme!

 

ESCARPÍN: ¡No!, ¡en los árboles!, ¡mirad hacia allí!, pero...¡oh!, ¿qué es eso?.¡Los árboles!...,pero...¿qué es lo que ocurre?, ¡ahora los cuervos se retuercen!

 

CORJOVINE: Columnas jónicas , estatuas de bronce y marfil...

 

ESCARPÍN: ¡Están cayendo de las ramas!

 

CORJOVINE: ¡Como las manzanas!, si no se recogen a finales de verano caen en otoño

 

ESCARPÍN (Aparte) : ¡Vaya!, parece que con la pérdida de su mano izquierda aumenta en él el  ingenio

 

CORJOVINE: Pero...,¡oh...no sé que me ocurre, me...encuentro...débil...

 

ESCARPÍN: ¡Oh, Santo Dios!, pero..., si te estás, te estás convirtiendo..., ¡en un cuervo diminuto!

 

CORJOVINE: ¡Por piedad!, ¡sacadme de aquí!

 

ESCARPÍN: ¡Mis legionarios guerreros!, pero...¡no puede ser!, ellos también, ¡oh!,, ¡qué dolor siento en el pecho!

 

(En el País de las Sirenas. Centro del Lago del Deseo, al lado de la cueva de la reina. Están la propia reina Mougadiviche; Surtinailda, camarera real del reino de Mougadiviche; Halmagetón, asesor militar del reino de Mougadiviche; Bubobibo cómico de la reina; Olmo, planchador de camisas del  reino de Fontipanerika y Priscila, vigilanta mayor del reino de Fontipanerika)

 

 

 
MOUGADIVICE: ¡Qué os había dicho!, si todo esto era cuestión de tener fe en que algún rey de la tierra cambiara de idea.

 

SURTINALDIA (Llorando):  ¡Oh, mi querida reina!, y por si hubiese aún alguna dudas, ¡tú eres una diosa!

 

OLMO (Llorando):  ¡Reina y hermosa!

 

HALMAGETÓN (Gritando): ¡Viva la Diosa Mougadiviche!

 

PIPULO (Gritando): ¡Reina y diosa, nuestra madre generosa!

 

POPULO (Gritando): ¡Madre y diosa y reina generosa!

 

PRISCILA: ¡A ti devoción eterna debida!

 

BUBOBIBO:

 

“Reina y diosa,

Madre de todas las cosas

Con reyes se debe casar

Para así gobernar en la ara

De tanta majestuosidad

Y con todas y todos fornicar.

Madre espectral que ofreces tu amor carnal

En aras del amor universal”

 

MOUGADIVICHE: Bien, en realidad yo soy una pieza más de todo esto. Las cosas tenían que suceder así y así sucedieron. Ahora lo importante es comprender que todo esto significa que Causto Lígito está vivo

 

 

(Entran Pípulo y Pópulo)

 

 
PIPULO: ¡Su majestad!, ¡nuevas y buenas noticias!

 

PIPULO (En cabriola de alegría)  ¡Noticias nuevas y buenas, su majestad! Las tropas de Escarpín se repliegan mientras van cayendo por el camino de retirada como si frutas podridas fuesen de un árbol deprimido

 

MOUGADIVICHE: ¡A tanto llega la buenaventura que bienaventurada sea!, pero..., en estos momentos debemos acordarnos de los hombres y las mujeres que han caído, como es el caso de la sobrina del rey con quien me voy a casar Causto Lígito.

 

 
( Salen Pípulo y Pópulo. Se produce un silencio y se oyen pasos)

 

 
SURTINALDIA: ¡Alguien se acerca!

 

PRISCILA: Pero, ¿qué ven mis ojos...?, si es...

 

USURBINA: ¡Es el rey!

 

 

(Entra Causto Lígito)

 

 

CAUSTO LÍGITO: Hola a todas y todos, vengo, vengo muy cansado pero a la vez muy dichoso y feliz

 

MOUGADIVICHE: ¡Acércate y une tu mano con la mía!

 

CAUSTO LÍGITO: Eso es algo que con mucho placer para mí se brinda y de lo que me siento muy afortunado.

 

MOUGADIVICHE: ¡Debes saber que hemos ganado la guerra!

 

CAUSTO LÍGITO: Es la felicidad que...

 

MOUGADIVICHE: Pero debes saber que has perdido a tu sobrina.

 

CAUSTO LÍGITO: ¿Cómo?, ¡oh!, ¡no es posible!, ¡dime que no es verdad!

 

MOUGADIVICHE: Tristemente perdió la vida cuando en el pasadizo secreto un torbellino devoró a otras y otros más, como es el caso de Remulín y Remulino

 

CAUSTO LÍGITO (Llorando): ¡Mi leal amigo Remulín!, ¡y mi querida sobrina!, siempre tan reflexiva y entregada hacia el pacto y el diálogo y ahora su voz quebrada para siempre... ¡oh, mundo cruel que nos aprisionas!

 

HALMAGETÓN (Aparte):   Unas noticias buenas y otras malas, así es la vida, y ahora le toca al rey saber asimilar esta.

 

MOUGADIVICHE: ¡Sentimos todas y todos tan enorme pérdida!

 

CAUSTO LÍGITO: ¡Oh!, sí..., ¡gracias!, es de un dolor abrasador sentir que alguien a quien quieres ya no lo vas a volver, pero la vida sigue...

 

BUBOBIBO:

 

“Reina y diosa,

Madre de todas las cosas

Con reyes se debe casar

Para así gobernar en la ara

De tanta majestuosidad

Y con todas y todos fornicar.

Madre espectral que ofreces tu amor carnal

En aras del amor universal”

 

MOUGADIVICHE: ¡Oh!, sí, Bubobibo, peo debemos dejar pasar este momento de dolor, y en su debido tiempo celebraremos tres bodas juntas, la mía con Causto Lígito; la de Priscila con Halmagetón y la de Usurbina con Olmo.

 

CAUSTO LÍGITO: ¡Vaya, Olmo!, perdona, pero no te había reconocido, espero sepas perdonar las injusticias que contigo he cometido; de la misma forma que si no me perdonas lo entenderé también.

 

OLMO: Lo importante ahora es lo que  has hecho por todas y todos en este momento

 

CAUSTO LÍGITO: ¡Qué gran corazón hay detrás de esa boca!, ¡venga un abrazo!, y tu, Usurbina, hija de Escarpín, me alegro de conocerte, bella dama.

 

USURBINA: El placer es mío. ¡Yo y Olmo también nos vamos a casar!

 

CAUSTO LÍGITO: Pero, por favor, que no sea por mí. ¡Que se celebren hoy mismos los paseos fluviales que por aquí acostumbran en estos casos!

 

SURTINALDIA: ¡Vivan las bodas y quienes se casan!

 

MOUGADIVICHE: Lo que creo ya llegado conveniente saber es que este reino del País de las Sirenas será a partir de ahora gobernado por mi hija Usurbina y su futuro esposo Olmo, una nueva ciudad deberéis de gobernar también, la que ahora se asoma delante de nuestros ojos.

 

USURBINA: ¡Oh!, ¡cuanta responsabilidad así de repente!, pero..., mi querida madre, es un honor para mi

 

OLMO: Y yo solo puedo decir que la felicidad inunda mi corazón así como los deseos de llegar a los buenos pactos y alianzas con otros pueblos de la tierra. Mi más profunda admiración hacia su persona y enhorabuena a Causto Lígito por su...

 

 

(Entran Pípulo y Pópulo. Se produce un silencio y se oyen pasos que provienen del Sur)

 

 
POPULO: ¡Nuestra querida reina!, las noticias corren veloces, y tal es así que vuelan de un lado a otro las palomas mensajeras que casi chocan unas con ellas. Al parecer en la capital de Fontipanerika, el castillo del reino, que estaba ya pintado de negro por orden de Escarpín se desmoronó y no queda ni rastro de él, algo muy enigmático, como se puede entender. Todas las milicias de negro del poderoso condado de Panerikafonti se dejan ver ahora en los campos abiertos y callejuelas esparcidas y cadavéricas,todo es muerte en ellas, desprendiendo un insoportable olor mezcla de azufrre y vómitos de un diablo menor, para en pocas horas desaparecer por completo la anatomía putrefacta. En fin, un proceso de descomposición acelerado e inaudito nunca visto.

 

SURTINALDIA: ¡Qué cosas más curiosas!

 

PIPULO: Por otra parte también llegan noticias del otro castillo, el de Escarpín, y  ocurre exactamente lo mismo de lo mismo.

 

MOUGADIVICHE: Bueno, pues estas noticias son esclarecedoras, por fin podemos decir. ¡La guerra ha terminado y salimos triunfadores y triunfadoras de ella, el mal no pudo contra el bien!

 

HALMAGETÓN: ¡Viva la nueva reina y el rey de Fontipanerika, viva el nuevo rey y la nueva reina del País de las Sirenas!

 

OLMO: Pero..., ¡Mirad hacia allí!, ¿quién es aquel hombre que viene hacia aquí?

 

PIPULO: Un mendigo de otros tiempos u otros reinos, sin duda, venía delante de nosotros y al pasarlo nos pidió limosna. Fijaos bien en sus negros harapos todos desgarrados. Es ciego y anda casi a rastras.

 

 

(Entra Escarpín, conde de Panerikafonti)

 

 
ESCARPÍN: ¡Una limosna para este ciego, por misericordia!

 

PIPULO: Así es, como a nosotros se dirigía., con esas palabras con las que viene hacia aquí

 

SURTINALDIA: ¡Se dirige hacia Mougadiviche!

 

MOUGADIVICHE: ¡Dejadle que venga hasta aquí!

 

ESCARPÍN: Por lo que más quieras, tú que eres la reina, apiádate de mí, vengo desde el desierto en busca de paz.

 

USURBINA: Pero..., ¡esas manos!

 

ESCARPÍN: Era yo un hombre que fui niño un día y me vi solo sin nadie en este mundo. Cantaba y hacía lindos poemas que nadie quería escuchar pues de mi decían que no poseía patria alguna.

 

MOUGADIVICHE: Estas palabras, es como si me viniera a la memoria a otras palabras de un joven de otros tiempos...

 

USURBINA: Esa cara, aunque está mucho más demacrada..., ¡oh!, pero... ¡no puede ser!

 

ESCARPÍN: Las niñas y niños que permanecían bajo el cobijo familiar eran crueles conmigo y de mi se apartaban.

 

MOUGADIVICHE: Estas palabras, y la forma de expresarse es la misma que...

 

 

ESCARPÍN: Un día cuando estaba dormido me arrancaron los ojos y se los vendieron a un traficante y a mi me dejaron en medio del desierto donde durante muchos años fui cuidado por los cuervos...

 

USURBINA: ¡oh!..., pero...esto es..., pero si es..., no quiero creerlo pero es, este es mi padre Escarpín

 

ESCARPÍN: Cuervos que allí habitaban, hasta que todos murieron, no sin antes advertirme que hasta aquí debía llegar...

 

MOUGADIVICHE: ¡Oh!, pero si es...,es Escarpín, pero parece...ahora sí que está de verdad ciego y hambriento...

 

USURBINA: ¡Dadme esa antorcha que está en la entrada de la cueva, Pípulo!

 

MOUGADIVICHE: Pero..., ¡hija mía!... ¿qué vas a hacer?, ten cuidado con él. Es peligroso hasta que no se muera

 

PIPULO (Entregando la antorcha a Usurbina): ¡Aquí tenéis entonces!

 

USURBINA (Acercando la antorcha a Escarpín): pues ciertamente parece que está ciego

 

POPULO: ¿Qué le habrá pasado?

 

MOUGADIVICHE: ¡su propia mezquindad!

 

USURBINA: Pópulo, ¡dadme tu espada!

 

HALMAGETÓN: Pero, ¿qué va esta ahora a hacer?

 

USURBINA (Desenvainando la espada): ¡Muere, padre mío, ingeniero de la maldad!

 

 
(Rueda la cabeza de Escarpín y llega hasta los pies de Mougadiviche)

 

 
PRISCILA: ¡La hija mató al padre!

 

MOUGADIVICHE (Alzando la cabeza de Escarpín): ¿Y qué hacemos con esta cabeza ahora?

 

 

                                           FIN

 


 
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