sábado, 16 de noviembre de 2013

AVENTURAS MITOLOGICAS CLANDESTINAS CAPITULO V La ogresa Acuratanak




CAPITULO V (primera serie) : La ogresa Acuratanak


-Muy pocas y pocos daban ya algo por nosotros dos, mas aquí estamos ahora Jonás, ¡con los perros de Balliulka dormidos a nuestros pies!;  gracias a tus palabras...

-Gracias al amor,¡ querido Hemérito!,gracias al amor debemos comprender que ahora estamos con vida. Las diosas y dioses están con nosotros, mas también es cierto que hay una lucha entre ellos y ellas, una guerra de vanidades superiores que contemplan al igual que tu y yo la indómita belleza de  valles, acantilados, riberas y otros paraísos terrenales, como ahora en esta isla; diferentes lugares  en los que anidan diferentes criaturas proyectadas en un interior habitable de tierra, mar o montañas..., ya sean estas últimas de visión apacible o en hipnótica erupción revolucionaria...

- Hipnótico es el hecho de llegar hasta aquí cuando pocas y pocos daban algo ya por nosotros dos en la tierra que nos vio nacer...

-¡Para un momento!, afina el oído de la oreja derecha o el de la izquierda, mejor los dos a la vez..., ¡escucha los sonidos de esos enormes colibríes!, los que se posan en esas conchas marinas..., esas aves que parecen bajar de la pequeña niebla que se va incorporando al paisaje que se conforma

Así pues y acercándose la noche bajaban del cielo caracolas y aves penetradas en ellas. Parecían estas últimas enormes para el ojo humano, pero en realidad eran y son de diminuta condición, tal es así que son ellas las más pequeñas de su naturaleza, machos de lava  y hembras de esmeralda son, ¡elfinas y elfos de las abejas!, colibríes que asomaban de las puertas de la caracola su diminuta cabeza seductora, pero abismal para la mente individual y mitológica. Las nubes eran las que en realidad descendían...; introducidas  también a su vez en las conchas marinas algunas de sus partículas...; la niebla se abría..., el mar abajo permanecía sediento de placer pero inmóvil ,los caracoles marinos compartían nido con elfinas, elfos y partículas eternamente diminutas y atmosféricas ... Cuando parecía que la niebla iba a mezclarse con la arena y ahogarse en el mar  hizo aparición su hermana más activa la bruma; ahora las partículas que estaban dentro de las caracolas por el efecto del viento salían del caparazón y se unían a las otras que ya estaban sueltas y ascendían (nótese que esta es la explicación que aparece tal cual y literal en los libros sagrados para referirse a la diferencia que hay entre la niebla y la bruma ) a la par que las conchas marinas oscilaban, y con ellas los caracoles y las elfinas de las abejas. Jonás y Hemérito VI en tierra..., estaban en la orilla de la isla, al lado del sueño de los perros de Balliulka. De la bruma nacieron chispas transportadas por los elfos y las elfinas que ahora estaban fuera de las conchas marinas. Volaban de un lado hacia el otro sin control y chocando entre ellas y ellos como pájaros enormes y ciegos. Salían de las caracolas antes que estas llegasen a sedimentar en el fondo abismal y se multiplicaban a medida que sus cánticos aceleraban la ansiedad vital de la chispa por encender el fuego. Hogueras marinas se dispersaban flotantes en la mar volcánica mientras en la tierra se establecían en pacíficas señales circulares de fuego como  indicando un camino a seguir, o el hecho de que en cada una de ellas existiese una congregación amigable o conspiradora de diferentes criaturas. Mientras, la noche hacia su aparición sin la luna. Los perros de Balliulka  seguían durmiendo apaciblemente a pesar de las horas de magia, o por el contrario dormían apaciblemente gracias a ella. Las caracolas que llovían del cielo caían en el mar violentamente, mientras que en la tierra lo hacían con sumo cuidado. Ahora, volando a cielo abierto y ausentes las elfinas y elfos de las abejas de dicho elemento protector cantaban alegres y joviales cánticos acompasados con un viento germinador. Las caracolas caían como si fuesen destacamentos de guerreras y guerreros fieles a unas coordenadas establecidas. Se  agrupaban, de esta manera en un orden geométrico y respetuoso con el paisaje..., un entorno tan nuevo, salvaje y curioso a la vez. Así, formaban dichas conchas marinas como pequeños túmulos creados por la concentración de dichos caparazones de caracoles marinos, situados estos túmulos  en puntos determinados de la orilla de la isla de las sepultureras que daba al conjunto la sensación de un todo premeditado. Todo esto ocurría mientras que Jonás y Hemérito VI estaban ahora sentados al lado de una de las hogueras de tan curiosa germinación. Después de la lógica confusión y el asombro  reinante en ellos ante  los nuevos acontecimientos, cantaban ahora alrededor de una de las hogueras, dispuestas por el azar de las chispas que emanaron del roce de colibríes y caracoles dentro de la concha marina. Hoguera que ahora compartían con uno de los perros de Balliulka que se mostraba apacible, después de que Jonás hablara con los  gusanos de Kemplanelfing. Hemérito VI tocaba una  flauta vertical enorme y sin boquilla y con sus correspondientes agujeros mientras trinaba el corazón de Jonás:

Fuente sublime de boca curiosa

En tu pedestal ella nacerá

Y de Formoi hija nacida al mundo.

Tú ¡Fuente llamada Minxial!,

Que precipitas tu manantial

En la cercanía de mi aliento juvenil.

 

Vuelves ahora a mí en forma de Diosa,

La ilusión de mi vida por ver que estás con vida,

Mi joven Ninfa del amor.

 

Y arrojas tal cantidad de agua que

Solo el verte recogiéndote el cabello

Que desprende chispas de fuego infantil

Me hace sentirme bien;

¡Ese agua que brota de tus ojos

Hechos al amanecer!,

Y que luego de un éter suspiro

Riega mi amor para contigo.

 

Aquella sensación que también brota

Y arroja de mi pequeñito corazón,

Como la esperanza de mis días

Que ven florecer albas del mediodía

En las noches más oscuras

En que un ogro pudiese morar.

 

Y ahora que vosotros,

Perros de la noche dormidos estáis

Y la luna secuestrada por el sol parece estar

¡Dime tú, mi diosa!

¿Quién es la dama más bella en el amor?...,

 

 

-Lo más curioso es lo de los perros, siguen durmiendo como si nada ocurriese-interrumpe Hemérito el cántico de Jonás, al tiempo que deja de soplar la caña de bambú.

-Está claro que todo esto es de la satisfacción de ellas y ellos, por lo demás...

-No sé yo que decir-vuelve a interrumpir ahora Hemérito VI a Jonás- a esto que tu dices, pues la verdad es que yo tan solo los veo dormir..., pero nada más...

-¿Y que quieres que hagan?, dormir es la mejor manera de sentir piedad

-¡Mostrar su conformidad!...,¡eso es luchar! –Interpela Hemérito a Jonás-

-Durmiendo están demostrando estar conformes con esta magia de la naturaleza, yo a esto no diría nada más...

Bueno, de todas maneras creo que ahora lo que debemos de hacer es dormir, el día de hoy ha sido...

Pero, no puede ser, que es lo que veo...,-interrumpe Jonás a Hemérito mientras se lleva una de las manos a la cabeza y la otra indica hacia el extremo oriental de la cala-¡mira hacia allí!...,¡en aquella torre de caracolas!

En efecto, algo ocurría en una de las congregaciones de agrupadas conchas marinas en forma de túmulos que tenía la mitad de su osamenta dentro del mar, y que se encontraba a tan solo unos sesenta pies de Jonás y Hemérito VI. Un hondo crepitar salía de su interior. El túmulo era de unos seis pies de altura, la mitad sumergida y la otra radiante y resplandeciente, al abrigo del fuego marino, que se hallaba representado en un vivo cromatismo entre las grietas y abruptas planicies de pliegues que conformaban  una línea de juveniles acantilados. El túmulo cobraba vida, necesitaba de la vida, algo ocurría que de él germinaba la vida que en la muerte conmemora, de su visión creadora...,y se posaron desde el cielo las elfinas y elfos de las abejas, que torpemente chocaban entre sí, presas y presos del goce sublime de sentirse libres después de compartir la caracola marina, era ahora que bajaban a tierra y rodeaban al túmulo, al tiempo que se transformaban en Ninfas y duendecillos, ah la par que del túmulo germinaba la ogresa marina Acuranatak, antigua protectora de las fosas marinas, y que ahora emergía. Su aspecto era monstruoso pero a la vez tierno. Alzó sus brazos y puso su único ojo abierto al cielo, sonó un trueno aterrador y un grito entre lastimero y espectral se escuchó que salía de su boca. Ninfas y duendecillos se arrojaron al mar y circundaron a la ogresa marina en un círculo de amor, girando alrededor de ella alegres cantaban, mientras ella gentilmente a todas y todos atendía con gestos de cariño. El círculo se abrió y la ogresa empezó a caminar con paso torpe, balanceándose de un lado a otro, mientras

Oh!, Acuratanak,

Tú que tanto tiempo

Permaneciste reinando en la inmensidad abisal

Y ahora, después de que los gusanos de Kemplanelfing.

Saliesen al encuentro de mortales

Que hasta aquí llegaron

Gracias a la fe depositada en ellos y ellas

Por diosas y dioses sobrenaturales...

Pues si no...,de que otra forma pudiese ser...

Oh!, tú, Acuratanak,

Recupera tu honor perdido en la superficie de la tierra,

Tú que fuiste exiliada a las profundidades marinas

Y vuelves ahora...

Tú demostrarás que no eres tan torpe como imaginan

Sino que solo es que estás acostumbrada a vivir

Donde la luz no llegaba...,

Pero Ahora, tú eres la primera

Que sale del fondo de las mareas....

Así cantaban ninfas y duendes que antes eran elfinas y elfos de las abejas..., por ser tan solo colibríes..., a un lado y al otro de la ogresa Acuratanak, sonrientes y sin parar de saltar de alegría y felicidad. Ella se iba aproximando hacia Jonás y Hemérito Vi, moviendo la cabeza de un lado hacia el otro, y sin para con sus brazos enormes y a la vez amables, que hacían el giro típico de las aspas de la felicidad del viejo molino cuando le  visitan  las amigas y amigos.

-Oh, Jonás...que vamos a hacer ahora..., -decía Hemérito asustadizamente- viene hacia aquí. ¿Cuál serán sus intenciones?, que yo sepa, estos bichos enormes no son amigos de....

-Tranquilo, que sea lo que quieran nuestras y nuestros protectores sobrenaturales, yo empiezo a entender que si seguimos con vida por algo es, ¡ necesitamos saber!

Y Acuratanak por fin estaba ya al lado de Jonás y Hemérito VI. Su mirada era tierna, y dio instrucciones a la ninfa de trenzas doradas que le llegaban hasta los tobillos y con pecas aromáticas dispersas entre los poros más genuinos de su piel, ¡ la gran Rosemeriamli!, conocedora del arte de las lenguas e interpretaciones, para que transcribiese lo que a los dos mortales quería decir, y dijo entonces así Rosemeriamli:

Allá donde habita un lago

En el interior de la isla están sepultadas

Las espadas y hachas mortales

De la gran contienda que sucedió en esta

La conocida isla de las sepultureras.

 

Después de la llegada de Tualba,

Antes aun que ella, ya llegaban aquí

Los espíritus de los y las guerreras

Que fueron vencidos o vencidas

O desposeídos de su honor.

Tualba les dio esperanza y resucitó

El cuerpo de los y más valerosas

Para librar la última batalla contra Horrintae

Que la persigue continuamente

Y ahora pretende,

Y ya desde hace algún tiempo,

Encerrarla en una jaula.

 

Si Tualba vence a Horrintae escrito está

Que con ello llegarán nueve días de paz a la tierra,

Que valdrán para configurar una nueva estrategia;

Pero de momento lo que ocurre es que Tualba

Está presa en algún lugar de la isla,

Mientras el dios de la guerra,

El abominable Horrintae anda ocupado

En otras fechorías.

 

Misión es la vuestra, pues, la de llegar al lago,

Repartir las armas y todas y todos juntos vencer

Aquí en estas islas elegidas de la tierra

Al todopoderoso y maligno Dios de la guerra

Con vuestra llegada tan esperada por siempre,

Almas mortales perecederas

La ilusión cobra vida

Y hasta aquí vuelven

Ogresas como yo, ogros,

Ninfas en forma de elfinas de abejas,

Pues escrito está en las sagradas escrituras

 
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