CAPITULO VII JONÁS Y HEMÉRITO
VI SE ADENTRAN EN LA ISLA CON LA AYUDA
DE SINGULARES PERSONAJES
-Dime, ¿cuál es tu nombre?-preguntaba ahora la ninfa Rosemeriamli al perro
de Balliulka
-Los perros de Balliulka no tenemos nombre, esa es nuestra inmensidad
-Hay ciertas ninfas, -continuaba Rosemeriamli- como es mi caso, que nacemos
por decisión propia de nuestras madres cuando ellas quieren que bajemos al
mundo de las esferas terrestres, ellas entonces despiertan de su letargo y se
prolongan sus pasiones en nosotras. Algunas, como es mi caso, somos conocedoras
de las diferentes maneras de comunicarse los seres de la creación, y entendemos
tanto el lenguaje de humanas y humanos como el de las y los demás mortales, y
hasta incluso como ayer se pudo comprobar, aunque tú estuviese durmiendo, el de
ogros y ogresas, e incluso también el de las superiores divinidades. Así pues
es necesario que tengas un nombre, pero...,
dime..., ¿como quieres que te llame?
-Los perros de Balliulka no tenemos nombre, esa es nuestra gloria
-Pero..., ¿acaso no comprendes?, bien..., el caso es que para pasar a la
historia necesitáis un nombre que os distinga. Pero..., dejemos lo del
nombre..., que ya se hará en su debido tiempo..., ¿cómo llegasteis aquí?
Hablar de Rosemeriamli es hablar del cielo. Bueno, la verdad es que el
cielo mira a la tierra de manera diferente que la tierra mira al cielo, y eso
es solo porque uno está arriba y otro abajo. Es así que se cree que quien vive
en el cielo tiene más poderes que quien vive en la tierra porque estas y estos
últimos miran para las alturas y no parecen ver nada o casi nada más que
estrellas, nubes y algunas aves migratorias, mientras que quienes habitan allá
arriba..., bien, pues quienes..., para quienes allí habitan arriba la cosa
parece ser muy diferente. ¿Por qué sino
las estrellas se ríen de los árboles?
- Nosotros vivíamos en el lago de Oximbal , en la villa de Balliulka, en el actual estado
de Digamndia en el golfo de Bardenia.
-Bien,
sí, de acuerdo. Eso es lo que yo sé también, puesto que las ninfas como yo, aunque
parezca que nacimos ayer como es mi caso en que mi madre salió de la concha
marina para darme a mi vida en la tierra..., ya sabemos muchas cosas...,
pero..., ¿por qué soy yo quien acaba dando explicaciones y tú permaneces al
margen?..., y lo que hacemos...,lo que
hacemos es viajar de una a otro cuerpo que ya vivía anteriormente...,pero...no
me respondiste a la pregunta...,¿cómo llegasteis aquí?
Porque sí, es así que las
estrellas se ríen de los árboles por capricho, ellas dicen que si bien dichos
vegetales pueden desplazarse de un lado a otro ellos no lo hacen porque son de
espíritu tendente a la vagancia, y que tanto es así que dejan así caer sus
hojas y frutos al suelo. Así ocurre que a veces se enfadan con ellos las
estrellas por tales actos negligentes; de tal manera que las esferas gaseosas
descargan un poquito de su energía en la gran vara de Soilalbiam, la diosa de
todo el firmamento, pues es aquí, en el
golfo de Bradenia donde se rinde tributo desde tiempos inmemorables a dicha
diosa. La vara dirige a un lado y al otro su fuerza, que no es dicho ímpetu más
que la reunión de distintas vibraciones caprichosas de los cuerpos celestiales;
y cuando las estrellas se incomodan con los árboles es sabido aquí en este
paraíso, en este rincón de la tierra, que entonces ocurre que los árboles
mueren abrasados. Todo en su conjunto es una
relación de diferentes aptitudes, diversos estados de ánimo representados en impulsos eléctricos
que llegan a la tierra por medio de la diosa Soilalbiam. Dicha diosa agarra
tenazmente y con su enorme brazo cristalino la gran estaca sagrada, cargada de
energía acumulada por la selección tornadiza de toda un etéreo devenir
celestial de voluptuosidades, pero que generan vida donde lo terrenal y
meridianamente perecedero. Nadie que viva de la ciencia humana puede negar
estos hechos, pero sí que pueden renegar de la ciencia las estrellas y otros
astros que observan de arriba y hacia abajo todo lo que cuelga de la bóveda
celeste.
- Una noche escapamos del templo, –responde
ahora el perro de Balliuljka a la ninfa Rosemeriamli- hartos de ser perros que solo vigilasen la figura fosilizada de un dios, de un dios
que respeta a los muertos. Tualba contactó con
nosotros telepáticamente una vez que aquí llegó y construyó trineos
especializados para volar por el cielo e instalarnos en esta la primera isla que
se divisa desde el golfo de Bradenia, pero Horrintae vino una noche, al darse
cuenta de que Tualba por aquí se escondía, y nos dijo que no nos iba a matar
pero sí que nos iba a poner de su lado, hasta que llegaron estos dos humanos
que rompieron el maleficio
- ¡Ah!, ¡qué cosa más
interesante!, - decía ahora Rosemeriamli- ¿y como hicieron los dos humanos, Jonás y
Hemérito VI para deshacer el maleficio
-Uno de
los dos humanos dijo las siguientes palabras –responde el perro de Balliulka-
En tu pedestal ella nacerá
Y de Formoi hija nacida al mundo.
Tú ¡Fuente llamada Minxial!,
Que precipitas tu manantial
En la cercanía de mi aliento juvenil.
La ilusión de mi vida por ver que estás con vida,
Mi joven Ninfa del amor.
Solo el verte recogiéndote el cabello
Que desprende chispas de fuego infantil
Me hace sentirme bien;
¡Ese agua que brota de tus ojos
Hechos al amanecer!,
Y que luego de un éter suspiro
Riega mi amor para contigo.
Y arroja de mi pequeñito corazón,
Como la esperanza de mis días
Que ven florecer albas del mediodía
En las noches más oscuras
En que un ogro pudiese morar.
Menguad vuestra posición y dejad que
Pasemos los gentiles de
Jonás y Hemérito VI!
¡Dios Formoi!,
Mientras que tú,
Que brotas del agua del manantial,
Mi hermosa mujer que haces
Que mi vida cobre sentido
Dedicadas al estudio de las letras
Con su cinturón de la ciencia,
Atrapadas caigo y rendido en mis tinieblas, a tus pies,
Y ahora te veo ya no como antes sino como tu piensas”.
-¡Vaya!, pues..., la verdad..., lo cierto es que esto dice muy buenas cosas
de vosotros.¡Que sensibilidad! -decía así ahora Rosemeriamli mientras alegre
giraba dando vueltas por sí misma sin parar-
Al tiempo que esto decía Jonás se levantaba del singular jergón mientras
exclamaba
-Pero.., ¿qué ocurre aquí?....esto..., buenos días ante todo, pero...
–decía Jonás mientras su vista no dejaba de estar clavada en la hermosa figura
de Rosemeriamli, ninfa de trenzas doradas que le llegaban hasta los tobillos y
con pecas aromáticas dispersas entre los poros más genuinos de su piel-
-Hola pues –decía ahora Rosemeriamli- parando de girar y mirando a Jonás-
estamos conociéndonos, yo le cuento algo de mi vida y él de la suya, ¡es
maravilloso!, pero...,¡por favor!, tu...,¡tu debes también participar!, ¡todas
las almas de las tierra y del cielo, todas las almas que habiten en el centro
de la tierra y en el fondo de los Océanos más inaccesibles, todas y todos
debemos participar y dejar que se nos conozca en esta vida para que así sea
menos triste el hecho de nuestras existencias. Hola ogresa, ¿qué tal estás?. Y
tu, Hemérito VI, levántate tú.¡Venid, ninfas!,¡corred, duendecillos!, ¡hoy es
un gran día!.Nos internaremos en la isla para explorarla y así buscar a Tualba,
y si no está en esta iremos a las otras después de ir recogiendo las armas que
fueron depositadas en los sacrosantos cementerios naturales.¡Tiembla Horrintae!
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 Unported.