La pluma voló a la muñeca
y Jonás la agarró con fuerza.
“Al juzgar por tu aspecto
se diría que no vienes de muy lejos cuando te veo a través de estas fotos que a
mi me haces llegar, sin embargo son mil kilómetros los que nos separan. Que
bien debes de estar pasándotelo por el litoral, amor mío. Ya sabes que yo no
dudo de tu fidelidad para conmigo. Seguimos compartiendo estos juegos
románticos de misivas que nos hacen sentir más primitiv@s, y dentro de lo
salvaje que hay en lo primitivo somos felices por estar viv@s. ¡Que dichosa es
la felicidad en primavera cuando hay una ventana por el medio..., y sabes que
la puedes abrir!..., y un ascensor que te puede bajar y pasear por la gran
avenida Yo con esas pequeñas cosas me conformo. Tu ya lo sabes...” Tu ya lo
sabes bien, Inauldiwa. Tú y Rebecca y estaréis muy contentas..., pues hacía tanto tiempo que
no os veíais que ahora estaréis las dos semanas primeras dedicadas tan solo a
recordar las cosas que juntas vivisteis en la infancia y la adolescencia. Recordareis
entre otras cosas como al ir al colegio por las mañanas el rocío que helaba las
falanges de los dedos hacía que vuestras manos se entrelazasen mientras
pequeños filamentos de vapor se deslizaban hacia la boca del volcán labial para
así desprender un chorro de vida gaseosa manufacturada .Todas estas
cosas...,las cosas bonitas de la vida...,pues estas cosas son las que le dan
sentido y no otras..., todas estas cosas hay que contarlas. Julia aquí crece con fuerza
y Alvarito está ya hecho un hombre.
¡Llaman a la puerta!,
llaman a la puerta estrepitosamente. Toc, toc y Toc...y luego otra vez Toc, toc
y Toc
-Señor Jonás, es un
telegrama para Usted...
-¡Ahora no!, Zanguito,
¡ahora no!, que estoy comprometido en una
carta de amor, ahora no, Zanguito...
-Pero, verá, Señor Jonás. La cuestión es de decir también que Alvarito no quiere subir...
-Pues en tu honor debo
decir que por ti no pasan los años, y en tal caso es lo que a mí me puede
llevar a confundirme, creyendo así que es usted un colaborador de nuestra
especie adulta que frisa los sesenta. A partir de esa edad, quienes como a mi
les gusta este juego de la algarabía sorpresiva debemos tener en cuenta el
corazón de las nobles gentes...
-Bueno..., la verdad es
que oyéndole a usted Señor Jonás uno se reconforta luego de tales pequeñas
maldades tan divertidas...
-Ah!, Zanguito, alégrate,
pues por ese camino llegarás a los ciento cuarenta y tres
-Eso espero, Señor Jonás,
eso espero...
-Espere usted, Zanguito
espere...
Mientras esto decía Jonás
daba una vuelta de trescientos sesenta grados a pequeños saltitos tatareando
esa eterna canción de cantando bajo la lluvia. Iba como si fuese un pequeño
helicóptero de juguete en diferentes fases de nivelación, si es que existe tal
cosa, pues en caso de existir sería lo más parecido a su carácter juguetón en
aquellos momentos. Hasta que llegó así a la vitrina de madera de teca, situada
en la parte esquinada donde nunca llegaba el Sol. De la familia Lamiacea, la Reina de las Maderas. Poderosa
Afrodita, amiga de los minerales, decadente..., ¡y cuanto más vieja más bella
por ser sabia! Abrió con delicadeza y llave bañada en oro la puerta vertical. De
ella con sumo cuidado sacó el humidor de puros. Con las dos manos...; como si
fuese la materia a sostener la de un bebé en constante poder de germinación, para
acto seguido, abrir la tapa maciza que así y por el efecto de su densidad
compensa el equilibro en las relaciones de peso. Comprobar la sujeción del
higrómetro fue todo luego en uno..., con gesto de devoción católica interpretó.
Colocó el humidor sobre la mesa ratonera con techo de cristal y miró al cielo,
tapado en este caso el cielo por la inconveniencia de un falso techo..., que es
lo que en realidad veía..., ¡claro está!.
- Pero..., ¡Ah, pero que
bien! ¡Tome un habano! ¡Fume usted!...,mi querido amigo... y servidor Zanguito...
-Para no hacer
feo...fumaré...
-Ah, granuja..., ja, ja...usted...,
ja, ja...con lo que le gustan a usted los puros...Pero, tome..., tenga...Pero...,
¡espere...! -y se llevo la mano izquierda a la cintura para desanclar de la
trabilla de la extrema derecha el llavero de plata fina que servía de cortador,
y se puso a olisquearlo como si fuese Jonás un pequeño pekinés. Algo sin
sentido- ¡Ya está!..., pero..., ¡tome!, ¡tome usted!, tome el
cortador...,¡decapite usted!, ja, ja...decapite...-decía ahora Jonás al mismo
tiempo que cogía uno de los puros y lo olisqueaba como si fuese una pequeña
marmota brasileña-
-Es usted todo un
experto, mi señor, olisquear los puros y también el cortador...
-Ja, ja, ja...bien sabes
tu apreciar las cosas buenas...Antes de decapitar olisquear igual que antes de
fumar, ja, ja, ja...todo concuerda...pero..., dame, dame ese telegrama
entonces...
-¿Se lo mando en
avioncito de papel como otras veces o prefiere esta vez darle un toque más
diplomático y formal... ? ¿Una forma en bolita esférica que recuerde a la
tierra, o un toque de carácter reverencial que decore tan excelsa figura la
suya cual que parece etérea?
- ¡Ah! El telegrama de la
ilusión. Dámelo tal cual..., o mejor..., ábrelo y dime lo que dice
Abrió el sobre del
telegrama Zanguito mordiendo el extremo que se fija en su parte Oriental
superior y deslizarse así una tira de papel a ligero mordisco manufacturada ,
que como su dentadura, viajaba hacia Occidente...¡Cómo hace el Sol!..., girando...,
aunque sin dentadura ni papel pero desprendiendo calor. Extendió el papel y
leyó en voz alta :
“Llego en breve. Estoy
muy cerca. Te siento ya casi a mi lado. Michu está muy feliz también”. En
fin... ¡Esto es lo que dice el telegrama! El lugar de origen y la persona que
remiten son todo en una...., pero... ¿qué es ese ruido? -decía así Zanguito
mientras a través del cristal se observaba a una paloma que en el alfeizar
anidaba y picoteaba el sólido y frío cristal- ¡Oh! quiere entrar ya la
paloma...,¿La hago pasar?. El telegrama es de su amiga..., Gönül Levi Fuat-Özkan,
la simpática joven de Esmirna que...
-¡Ahhh! –Interrumpe Jonás
a Zanguito, al tiempo que se dirige a la ventana - Gönül Levi Fuat-Özkan y
Michu, Michu y Gönül Levi Fuat-Özkan...
-Un gato Van Turco y una
mujer turca, una mujer turca y un gato Van turco. En efecto....Así es, mi
querido señor Jonás...Algo conmovedor... ciertamente...
Una pareja de palomas
construían su nido en el alfeizar de la ventana costumbrista. Jonás abrió la
ventana y una paloma fue a parar al hombro izquierdo de Jonás y la otra al
hombro derecho de Zanguito. Jonás apoyó sus dos manos sobre el alféizar y gritó
“Saldré de esta prisión y
en Alvarito y Julia me centraré y hacia ella y él me volcaré... ”
Y justo en ese momento es
cuando Zanguito decapita el purito...
- Pero...y hablando de Alvarito....
¡No lo veo abajo! ¡No está jugando en el patio con los demás! ¡Oh, Alvarito!,
tu que en todo un hombre te convertiste... ¿donde estás? ¡Por favor, Alvarito!
¡Soy tu padre, Alvarito! Y Julia..., mi querida hijita Julia. Hace ya mucho
tiempo que no viene por aquí.
El caso es que en esos
momentos en Jonás se estaba produciendo una profunda transformación. Ahora
lloraba Jonás desconsoladoramente mientras las dos palomas se lanzaban en frenético
vuelo hacia el exterior.
-Cálmese mi querido
compañero Jonás –decía Zanguito con voz afectada de voz de un compañero de ruta sincero
adquirido en tales circunstancias-. No se deje llevar ahora por las emociones. No
se aflija usted en este mundo más de lo convenido, y aunque Inauldiwa le haya
abandonado, aunque Julia no pueda ahora entenderle y Alvarito prefiera irse con
su adinerados tíos de la gran manzana metropolitana..., y si de algo le sirve, yo
a nadie tengo ahí afuera que vaya a recibirme, y eso sí que... ¿Cuántos años
tienes, Jonás?
-Bien es cierto lo que
dices... Trece años, dos menos de los que tiene Alvarito..., más veinte años más,
cuando aquí entré -habla ahora Jonás un poco más calmado-. Y sigue hablando
ahora de tu a tu a la Junta
de Tratamiento al tiempo que dirigía su dedo índice a la comitiva
penitenciaria. - Que no piensen ustedes que por estar en esta situación uno se
doblega con mayor facilidad a representar una pretendida por su confederación
falsa sumisión para con ustedes en esta obra que es la definitiva.
-¡Treinta y tres, como dicen los de Cristo al morir!-sentencia
Zanguito-
-¡Genial!. ¿ Acaso no, Arguimiro
? –decía ahora la directora de la
Junta de tratamiento Soledad de la Rivera Pozuelos
Quien también se estaba
fumando un puro habano, al igual que el recluso Zanguito, era el Juez Central
de Vigilancia Penitenciaria Arguimiro Cifuentes de Las Rozas y Mendoza, que ahora dejaba entrever una
sonrisa sarcástica al tiempo que jugaba con la ceniza del puro al juego del
equilibrio. Una sonrisa que deja entrever un signo de admiración hacia el mérito
de la vecina o el vecino.
- Yo, aunque no tenga los
noventa y siete en que antes en esta obra se argumentaba, tengo cincuenta y
cuatro...-continuaba Zanguito
-¡Y es que hay obras que
rejuvenecen!- por toda respuesta Jonás-
-¡Genial!. –decía ahora
admirado el Juez Central de Vigilancia Penitenciaria Arguimiro Cifuentes de Las
Rozas y Mendoza-¡Realmente magistral!,
si no fuese por ese incidente del dedo índice...
Así pues, le acompañaba al
Juez Central de Vigilancia Penitenciaria Arguimiro Cifuentes de Las Rozas y Mendoza, la directora de la Junta de tratamiento Soledad
de la Rivera Pozuelos
y otras personalidades entre las que se encontraba la trabajadora social a
cargo de los dos amigos, Jonás Y Zanguito, que compartían celda y programa de
tratamiento específico, la sicóloga Virtudes Alegres Puertollano, quien se
distraía limándose las uñas de los pies.
-Yo no veo ninguna accidentalidad,
sino un objeto de libre expresión-decía ahora la sicóloga Virtudes Alegres
Puertollano, al tiempo que dejaba la lima sobre un viejo periódico enmohecido.
Y sonó el timbre del
recreo. Esta sesión se estaba desarrollando en la propia celda. Se trataba de la
última sesión y de una pieza artística. Que los dos reclusos realizaran una
obra que les diese los suficientes méritos ya definitivos y un diploma de
condecoración a la creatividad del reo... Para pasar de un régimen ordinario a
uno abierto y de Inserción Social, de un segundo a un tercer grado, donde se va
viendo la luz. Va como quien cruza esperanzada y esperanzado el río... Jonás y
Zanguito, dos amigos de módulo, de celda, dos amigos de la vida y el presidio
-Quiero oír hablarles
algo de sumisión a ustedes, un algo de redención, unas palabras de
arrepentimiento...- exigía el el Juez Central de Vigilancia Penitenciaria Arguimiro Cifuentes de Las Rozas y Mendoza
-¡Y una mierda!- estalla
Zanguito-
Zanguito, pasó un año más y murió de un infarto. Otro año más y Jonás
pasó a régimen abierto. Ahora está libre. La realidad es que Alvarito, Julia e Inauldiwa
nunca existieron. En tal caso un deseo.
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.