jueves, 1 de mayo de 2014

Estrellita y Salomé




-Verás, Estrellita, a veces soy plenamente consciente y me doy cuenta de que esta parte de mi vida es como un sueño, porque sino no entiendo de que otra manera pudiera estar yo viva si a ella la desprecié, pues la vida me enseñó que la gente se escapa de mi cuando a la  propia vida reto con desenfreno.

 

-Salomé, Salomé...,que ya nos conocemos....Muchas y muchos desearían que siguieses existiendo, pero tu te empeñas en no cuidarte porque dice algo en tu interior que te esperan allí tus mejores amistades... Salomé,Salomé...,déjalas estar, pues si allí están seguirán estando...,  los muertos saben esperar...

 

- Pero ...verás...amiga mía, nunca entendí mi forma de ser, porque en realidad si lo pienso bien vivo en un sueño del que no sé salir y no sé porqué en él sigo navegando

 

- Pues porque no sabes parar de remar, Salomé..., y desprecias la ley del silencio. Coge bien el remo cuando haya de verdad que remar...,como si fuese un remo y  no un palo de madera y libérate  ahora de él, de la sensación de remar

 

-No es tan fácil...

 

- Más difícil es creer hasta donde has llegado. ¡Salomé!, por eso debes empezar por el remo...

 

- No entiendo

 

-Yo tampoco, pero algo me dice que es así..., pues sin lugar a dudas algo hay que hacer, y  he pensado en esa solución....

 

- Habrá que probar, Estrellita, mi amiga

 

- Habrá que probar, mi amiga Salomé.

 

-Da gusto tener una amiga como tu, ¡Estrellita!. Dan ganas de saltar como una pulga

 

-Pues salta, Salomé, no lo dudes y salta, que es muy divertido saltar. Se ve a poca gente mayor haciéndolo. Sí es cierto que se les ve a muchas y muchos correr, pero pocas  y pocos saltando

 
Salomé saltó tan alto que en la barca se hizo un agujero. Estrellita y Salomé en peligro. Tiburones por estribor y babor .Estrellita se acuerda de la canción que repele a los tiburones y  nadan así las dos hacia la costa, distante unas trece millas. Hacen un alto en el camino, en el pequeño islote del Cuervo Enorme para aprovechar y así  hacer la hora de las meditaciones que deberían realizar en tierra al llegar, pero sienten la necesidad en esos momentos. Fue buena la idea porque atrajeron un banco de peces ciegos del fondo del mar que recobraron la vista. Hacen su entrada en el islote. El cuervo ciertamente es enorme, pero un buen anfitrión, y les ofrece a Estrellita y Salomé  todo tipo de viandas exquisitas, dibujadas en un vulgar cuaderno de dibujo. Estrellita  y Salomé sienten un extraño placer. Ven y huelen las viandas. Ríen y el viejo cuervo también. Llegan a la costa a las nueve y tres de la noche, diez  siete antes de que el Sol se ponga. Todo correcto. Un día más, Estrellita  y Salomé hicieron sus ejercicios de salud mental. Remar y remar y luego de vuelta a la costa